El pueblo que nació de la 'pantanada'

El pueblo de Beneixida entra en su edad adulta. El lunes 3 de mayo cumplirá 30 años y sus vecinos no podrán celebrarlo como quisieran debido a las restricciones por la pandemia. Sin embargo, este día sigue marcado en el calendario, sobre todo de los residentes más mayores, ya que fue la inauguración del nuevo pueblo y un gran cambio en sus vidas.

«Fue agridulce porque se dejaba todo atrás para ir a un lugar mejor», recuerda Eva, una de las vecinas de Beneixida que por aquel entonces era adolescente. Para los jóvenes este traslado fue más fácil pero para los vecinos más mayores la adaptación fue más larga y algunos todavía sienten nostalgia de la vida en el «poble vell».

«Hemos cambiado para mejor pero nos acordamos perfectamente de la vida de antes, era muy diferente», comenta también la alcaldesa, Begoña Lluch.

La nostalgia y los recuerdos de padres y abuelos dejados en las calles viejas han provocado que se hayan necesitado varias décadas para volver a tener la identidad de pueblo. Y es que al principio se tenía la impresión de vivir en una urbanización, con casas iguales y sin historia, pero el tiempo y el esfuerzo de todos ha hecho que el sentir del pueblo vuelva a latir.

La rotura de la presa de Tous en 1982 inundó por completo el municipio dejando Beneixida sumida en la desolación. Al duro golpe emocional y material que supuso esta tragedia en toda la Ribera, en el caso de este pequeño municipio se sumó la incertidumbre por tener que abandonar sus casas y toda una vida para volver a empezar en el pueblo nuevo.

Durante nueve años los vecinos vivieran en casas con deficiencias causadas por la riada o en viviendas prefabricadas a la espera del traslado. «Fue una etapa decadente porque la gente vivía con lo que tenía ya que no valía la pena invertir en mejorar las casas», explica una de las vecinas.

Una ubicación que, sobre todo, ofrecía seguridad ya que se alejaba del río que tanto temían. «Para mí fue una alegría, todavía me emociono al recordar el día de la inauguración», comenta Evaristo que asegura que «el cambio ha sido para mejor en todo«. Una opinión que comparten casi todos los vecinos ya que además de evitar inundaciones, están mejor comunicados y cuentan con más servicios.

También coinciden en que nada tiene que ver la vida en el pueblo nuevo con la del viejo. Los beneixiders recuerdan como antes se hacía más vida en la calle y con las casas nuevas, más grandes y con patios, se dejó un poco al lado la convivencia vecinal.

Beneixida sigue sumando años, nuevos vecinos (la población ha crecido en los últimos años) y creando su nueva historia. Una historia que ahora está marcada por la pandemia y que provoca que la celebración del 30 aniversario se limite a una mascletà hoy al medio día.

«Nos hubiese gustado celebrar en la calle y con todos los vecinos como ya se hizo en anteriores aniversarios pero este año no se puede», comenta la alcaldesa de Beneixida.