B. González
Moixent
Martes, 6 de agosto 2024, 16:40
«En 2022 la cosecha fue mala; en 2023, fatal y en este 2024 ya es el caos». Así califica José Luis Sanchis, delegado de AVA-ASAJA en Moixent, la situación de la vendimia de este año en la demarcación de Terres dels Alforins, que incluye a Moixent, La Font de la Figuera y Fontanars.
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Con un otoño e invierno escaso en pluviometría, unos 80 litros en lo que van de año, y sin reservas acuíferas, hay viñedos en los que las cepas incluso se han secado y que «habrá que arrancar», asegura. Así, la estimación de cosecha de uva para este año es de menos del 60% con respecto a una campaña normal e incluso en algunas parcelas no llegará al 50%, según indica el delegado de AVA, quien apunta que hay agricultores que ni siquiera van a vendimiar.
«Si en una viña de espaldera, en una campaña normal se recolectan entre 8.000 y 10.000 kilos de uva por hectárea, este año, como mucho, se cosecharán unos 4.500 kilos. Menos aún si se trata del cultivo tradicional, el de vaso, donde apenas se sobrepasarán los 2.000 kilos la hectárea», explica.
Ni siquiera los viñedos que tienen goteo se salvan. «El riego sólo está sirviendo para mantener las cepas, para que no se sequen», subraya. No obstante, apunta que hay parcelas de la variedad Tempranillo que presentan bastante uva, pero que el déficit hídrico que sufre el campo está afectando al tamaño y la uva es muy pequeña.
Es más, hay algunas bodegas particulares que ya habían iniciado la vendimia y han tenido que parar la recolección porque los primeros frutos cosechados no alcanzan la graduación requerida. Es por ello que la vendimia no se generalizará hasta iniciado el mes de septiembre. «La única variedad que se prevé se inicie a recolectar el día 15 de agosto es la Viognier, de uva blanca, pero la autóctona, la Malvasía, no se recolectarán hasta la primera semana de septiembre, al igual que las variedades de tinto».
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«Por desgracia se están perdiendo las variedades antiguas y prevalecen las importadas, por eso se impulsó el proyecto 'Origen', para recuperar las variedades autóctonas. Hay plantadas 12 hectáreas de estas variedades en cultivo de vaso, pero con la sequía tenemos que regar casi todos los días para no perderlas», explica José Luis.
Pero si mal se prevé la vendimia, la situación del olivar es aún peor, con prácticamente el cien por cien de la cosecha de este año perdida. «Los olivos han florecido , pero con la sequía y sin reservas, no han prosperado el fruto. Los olivos, a pie de campo, dan pena», señala el responsable de AVA-Asaja en Moixent.
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Las variedades Blanqueta, Grossal y Manzanilla, que son las más cultivadas en la zona, aseguran que están muy fastidiadas. «Hablamos a nivel local, de Moixent, en otras zonas cercanas como puede ser Almansa (Castilla la Mancha) la situación parece mejor», puntualiza.
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