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S. SÁNCHEZ/ B. GONZÁLEZ
ALZIRA.
Jueves, 23 de agosto 2018, 23:29
Cualquier ciudano que busque una vivienda en alquiler en las capitales de las comarcas de interior valencianas como La Ribera Alta o La Costera, lo tiene difícil. Alzira y Xàtiva no están sufriendo el fenómeno del trasvase de inmuebles a alquiler vacacional como en las grandes ciudades o ciudades costeras, pero lo cierto es que cada vez hay mayor demanda para alquilar un piso y la oferta es bien escasa.
Pareja joven de entre 23 y 30 años de edad que quieren independizarse. Ese es el perfil mayoritario de personas que buscan un piso en alquiler en Xàtiva. La situación es realmente difícil, puesto que la oferta es exigua. Supone alrededor de un 2% con respecto a los inmuebles que están a la venta. El precio medio del alquiler está en unos 430 euros al mes con la comunidad incluida. Los más asequibles están principalmente sin amueblar, otra de las dificultades.
Las inmobiliarias de Xàtiva consultadas por LAS PROVINCIAS reconocen el incremento que se ha producido de demanda de alquiler en consonancia con el perfil del demandante, dada la precariedad laboral, que no garantiza ingresos fijos a largo plazo y puesto que para adquirir una vivienda ya, de primeras, hay que desembolsar el 20% del precio de la misma más los gastos derivados de gestión o notaría. A eso hay que unir el filtro exhaustivo de los propios arrendatarios que quieren garantizar el pago de las mensualidades.
En inmobiliarias como Gesinco apuestan más por la venta. Apenas tienen un par de viviendas en alquiler en su cartera inmobiliaria, puesto que hasta hace poco, aseguran, en Xàtiva se prefería siempre la compra, no se demandaba alquiler.
Cesar Camús, gerente de Inmocaysa, asegura que en el último año la demanda por el alquiler se ha incrementado mucho, aunque no ha sabido precisar el número. «Esta mañana todos los clientes a los que he atendido han sido demandantes de este tipo de contrato», apunta, reconociendo la escasez de la oferta en la capital de La Costera. Hay hasta listas de espera y muchos clientes les dejan los datos por si saliera alguna oferta adaptada a su perfil.
En un recorrido por los escaparates de las distintas inmobiliaras de la capital de La Costera, sólo se pueden ver ofertas de venta de viviendas e igual ocurre echando un vistazo por las calles. Sólo se observan carteles de venta, ninguno de alquiler. En las web de estas mismas empresas también se constata la poca disponibilidad para los futuros inquilinos. Dos, cuatro, siete, nueve o diecisiete pisos en algunos casos, se ofertan para alquilar, frente a las muchas páginas de posibilidades para comprar en propiedad.
Misma situación en Alzira. «Ha habido un gran aumento en la demanda de los pisos de alquiler, por diferentes motivos, como trabajo, divorcios o la inestabilidad laboral», explica Lidia, comercial en la inmobiliaria Alzicasa, «sin embargo, en la oferta no ha habido ningún cambio», apunta.
Este gran desequilibrio entre oferta y demanda es lo que provoca, además que los precios de los pocos alquileres existentes no dejan de inflarse. «Hemos observado una subida clara en el último año, pero es normal en el contexto de alta demanda en el que nos encontramos», incide Lidia. En muchos casos, la falta de pisos en alquiler viene dada por la desconfianza de los propios propietarios a la hora de ceder su vivienda a terceros. Actos de vandalismo, destrozos, impagos o, incluso, okupas, son algunos de los motivos que hacen que muchos pisos se encuentren vacios y sin uso.
«Nosotros no podemos ofrecer garantías totales, porque no sabemos como va a reaccionar el cliente, pero sí aconsejamos un seguro», explican en Alzicasa. Según relata, los seguros de alquiler son la forma más eficiente de filtrar a los nuevos residentes de la vivienda. «El seguro protege de impagos, destrozos y otras incidencias, pero antes debe ser aceptado por la propia compañía de seguros y validado como apto para el alquiler», concluye.
El encontrar un piso asequible a la renta mensual, que disponga de sitio cercano para aparcar, en caso de que no se pueda optar a garaje, y que esté preparado para entrar a habitar, amueblado pero que reúna el mínimo de habitabilidad, son los principales inconvenientes con los que se encuentran, por su parte, los potenciales inquilinos. «Ante esta situación es muy difícil emanciparse», aseguran Gema y Jose, dos jóvenes que están buscando desde hace un mes un piso para alquilar.
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