a. talavera
Jueves, 20 de enero 2022, 12:24
El Museo Casa Ayora de Almussafes acaba de incorporar un total de diez sillas y dos cómodas del mobiliario original de la antigua vivienda, elementos que ya pueden contemplar las personas que visiten la infraestructura. Asimismo, está previsto que en breve se instalen dos lámparas y una farola que también estuvieron en funcionamiento cuando Dolores Ayora Olcina (1875-1962) era la propietaria del edificio.
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El Ayuntamiento de la localidad ha adquirido estas piezas por 1.500 euros a Leonardo Garcerán Moscardo, uno de los herederos de 'La Senyoreta', para poner en valor el patrimonio histórico y arquitectónico del municipio.
“Se trata de elementos con los que las personas que se acerquen al museo podrán conocer mejor el entorno en el que vivía Dolores Ayora cuando se encontraba en Almussafes. Nos servirán para trasladarnos a otra época y conocer de primera mano cuáles eran las tendencias que seguía la clase adinerada en materia de interiorismo y arte”, explica el concejal de Cultura, Àlex Fuentes.
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El Ayuntamiento de Almussafes concluyó en 2019 el proyecto de rehabilitación integral de la Casa Ayora, una intervención urbanística sufragada por el consistorio municipal con la ayuda de diversas subvenciones concedidas por la Generalitat Valenciana y los Fondos FEDDER de la Unión Europea que requirió una inversión de cerca de un millón de euros. De esta forma, la vivienda ya forma parte del patrimonio cultural almussafense como un bien de propiedad municipal y puede visitarse.
El inventario de elementos adquiridos está compuesto por una serie de diez sillas de tipo “a la portuguesa”, dos cómodas hechas a medida, una farola de hierro y dos lámparas, una de pared con tres luces y otra de techo con cuatro bombillas.
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Según el informe emitido por Carmen Chulvi y Víctor Iborra, graduados en Historia del Arte, las sillas pueden calificarse de estilo neorenacentista, están tapizadas en madera, posiblemente de nogal, y “en muy buen estado”. Este estilo, denominado 'a la portuguesa', se caracteriza por tener un alto apoyo y estar enganchadas por caracoles metálicos decorados. Se le llama así porque comenzaron a fabricarse en el país vecino, aunque su falsificación fue ampliamente extendida a partir de la segunda mitad del siglo XIX. La elaboración de estos ejemplares es probable que se llevara a cabo ya en el siglo XX, más concretamente entre las décadas de 1910 y 1930.
Las dos cómodas fueron elaboradas, presumiblemente, para situarlas a ambos lados de la chimenea. Son muy similares: tienen dos pequeños armarios laterales, un escritorio en la parte superior, un espejo y unas cajoneras. Según Iborra y Chulvi, la apariencia es propia de los muebles de finales de los años 30, “con particularidades del movimiento modernista de finales del siglo XIX, algo que se puede apreciar en las formas sinuosas y orgánicas”.
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Por lo que respecta a la farola, es de hierro y de grandes dimensiones y está datada en las décadas de los años 30 o 40 del siglo XX. Con decoración sinuosa y curvilínea y motivos vegetales un tanto medievalizantes, en el centro lleva el escudo de Valencia coronado, uno de los símbolos del Reino de Valencia.
Finalmente, la lámpara de pared es de estilo modernista, de los años veinte de la pasada centuria, y está fabricada en bronce con cristales esmerilados con relieves que presentan hojas y frutos de uva, mientras que la del techo es posterior a la década de los treinta y cuenta con decoración más escasa, aunque también con presencia de vegetales.
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