Borrar
Clases de español para ucranianos en Cruz Roja. A. Talavera
Clases de español para un nuevo futuro

Clases de español para un nuevo futuro

Refugiados ucranianos aprenden a comunicarse gracias a profesores voluntarios en Cruz Roja Alzira

A. Talavera

Martes, 24 de mayo 2022, 15:27

«Las palabras pueden ser femeninas, masculinas, singulares y plurales». Así empieza Miguel Ángel una de las clases de español que imparte en Cruz Roja Alzira en la que todos sus alumnos son ucranianos. Casi la totalidad de estudiantes que ocupan los pupitres de esta aula son refugiados que llevan en España apenas dos meses y que han huido de la guerra.

Una situación personal muy complicada que se agrava por todos los cambios vividos y por los problemas para comunicarse con sus nuevos vecinos y realizar, sin ayuda, trámites básicos y muy necesarios como rellenar formularios, ir a la compra o acudir a una consulta médica.

"Me comentan que sin el idioma es como si no tuvieran ni pies ni manos, necesitan ayuda de un traductor para todo", explica Marina que trabaja como voluntaria de traducción en las clases y también acompañando a sus compatriotas ya que lleva 20 años viviendo en Alzira.

Durante estas primeras semanas en España todos estos refugiados tienen que hacer multitud de trámites para conseguir la documentación básica. Unos documentos que sin conocer el idioma son muy complicados para rellenar. Por eso, en las clases que imparte Cruz Roja también se trabaja de forma práctica.

Tres de los alumnos de las clases de español. LP

"En una de las sesiones enseñamos uno de los documentos para ir explicando las palabras más comunes, como nombre, apellido, dirección", comenta Virtudes, una de las profesoras voluntarias. Todos destacan las ganas que tienen de aprender y el interés en las clases que son completamente en español.

"Quiero aprender para poder buscar un trabajo", explica Irina, una de las alumnas de Cruz Roja que también acude a clases en la Escuela de Adultos. "Lo que más necesitaría es conocer los verbos pero es muy difícil tanta información de golpe", añade esta mujer que acude a las sesiones junto a su hijo de 11 años.

Rinat ya va a clases en un colegio de la ciudad pero asegura que le gustan más las de mayores porque hay menos gente. El grupo actualmente es de doce personas pero esperan que se apunten algunos más debido al boca a boca y conforme van llegando nuevos refugiados a la ciudad.

Lecciones adaptadas

Los profesores subrayan la capacidad de los ucranianos para asimilar los conceptos pese a que su lengua es de origen eslavo y que utiliza el alfabeto cirílico. Sin embargo, en los colegios han estudiado otras lenguas europeos y esto ha facilitado que el cambio no sea tan radical. Además, todos tienen alguna clase de estudios porque "está mal visto que la gente no estudie y por lo menos tienen un FP", comenta la traductora.

"Conocen las grafías y ves que están muy atentos. En pocos meses podrán defenderse bien", asegura Virtudes, y "los niños en mucho menos tiempo". Para ello se trabaja de forma muy práctica y "buscando que deduzcan el contexto", añade esta filóloga jubilada que ahora se dedica a realizar clases para extranjeros.

Virtudes trabajó como profesora de español en Suiza y cuando se jubiló hace un año regresó a Alzira. "Me presenté como voluntaria porque quería devolver a la sociedad parte de lo que me ha dado a mí", señala. Y que mejor que enseñando que es lo que ha hecho los últimos 40 años. En este caso ha cambiado a los adolescentes y a estudiantes universitarios por extranjeros.

"Es la primera vez que no comparto con ellos una lengua de referencia y hay una traductora. La primera lección fue aprender a presentarse, decir el número de teléfono, contestar preguntas básica", explica esta profesora.

Una traductora que también intenta conseguir que los alumnos aprendan más rápido. "Cuando preguntan alguna duda, le digo a las personas que tienen más nivel que se lo expliquen y así compruebo que lo están entendiendo", reconoce Marina que les traduce en ruso ya que todos usan esta lengua en su día a día. Un hecho paradójico de la tragedia que se está vivienda en el este de Europa.

Pensando en el futuro

Detrás de cada alumno de esta clase de español hay una historia truncada por la guerra. Irina y Victoria son dos hermanas que tardaron seis días en llegar a Alzira, a casa de una mujer que se ofreció voluntaria a acogerlas. "Hacía poco que había abierto un negocio porque soy costurera. Sé que aquí eso no lo voy a poder hacer, pero trabajaré de lo que sea", reconoce una de estas mujeres que destacan la buena acogida por parte de la gente alcireña que se ha ofrecido a ayudarles.

El objetivo de estas clases organizadas por Cruz Roja, que ya se realizaban para refugiados de otros países, es que estas personas se puedan adaptar a la sociedad y en un futuro incorporarse al mercado laboral. Para ello necesitan unas nociones básicas del idioma y poder crear un currículum. En estas tareas también le darán soporte desde la entidad sin ánimo de lucro.

Desde que comenzó esta crisis humanitaria, son varias las localidades valencianas que han comenzado a ofrecer estos servicios dirigidos en concreto a ucranianos. Bétera, Algemesí o Almussafes son otros puntos donde voluntarios colaboran en la integración de los refugiados.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Clases de español para un nuevo futuro