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a. talavera
Viernes, 15 de octubre 2021, 15:56
Patricia, Budy, Caramel, Mar, Esco, Hermana de Sal, Luna, Chamoi, Inco, Kay, Blanc y Esperança son las doce tortugas bobas que el Oceanogràfic ha liberado en la playa de Cap Blanc en Cullera. Estos animales volvían así a su lugar de nacimiento ya que hace un año un pescador encontró a su madre y 51 huevos en esta zona del litoral.
El protocolo de rescate se puso en marcha y los profesionales del Oceanogràfic recogieron las tortugas que han estado cuidando durante casi doce meses hasta poder dejarlas en libertad con más garantías de supervivencia.
«Se realiza un seguimiento diario porque son muy sensibles a las bacterias u hongo y cuentan con una dieta adaptada a su desarrollo», explica el responsable del área de conservación del Oceanogràfic, José Luis Crespo.
A seis de ellas se les ha colocado un geolocalizador para que los profesionales puedan realizar un seguimiento vía satélite de las tortugas para saber si sobreviven y qué áreas son importantes para esta especie acuática. Se trata del proyecto de crecimiento y reintroducción al mar «Head-starting» de la Fundación Oceanogràfic.
Tal y como ha señalado la concejal de Bienestar Animal, Marta Tur, se culmina un proyecto en el cual se han implicado diversos agentes y que ha contado con el apoyo institucional. Además, se trata de un hito histórico porque desde que se tienen registros es la primera vez que una tortuga caretta caretta -nombre científico de esta especie- ha escogido Cullera para hacer su nido.
El Ayuntamiento de Cullera ha involucrado a la comunidad educativa en este proyecto para que la aparición de estas tortugas sirva para concienciar a los menores de la necesidad de cuidar el medio ambiente. Los alumnos han realizado dibujos y talleres sobre el tema y han puesto nombre a diez de las tortugas. «Se ha construido un proyecto educativo muy fuerte con todos los centros y durante año se ha seguido su crecimiento y se ha explicado porque debido al cambio climático esta especia ahora desoba en nuestras playas«, comenta el alcalde de Cullera, Jordi Mayor.
Y es que los veterinarios del Oceanogràfic destacan que pese a que la suelta de tortugas es un evento muy bonito refleja uno de los graves efectos del cambio climático, el calentamiento paulatino del mar que provoca que este tipo de tortugas sea cada vez más frecuente en el litoral valenciano sin ser propias de la zona.
«Ahora todos los años aparecen estas tortugas en zonas de nuestro litoral y son especias de conservación dependiente que necesitan que se trabaje con ellas para que no vuelvan a estar en peligro de extinción», añade Crespo.
El año pasado a finales de septiembre, la playa de Cap Blanc de Cullera ya fue escenario de la liberación de 23 tortugas bobas, hermanas de las que hoy han sido soltadas. Todas estas tortugas han vuelto al Mediterráneo por el mismo lugar donde nacieron, dado que las playas de Cullera, por la calidad de sus arenales y de sus aguas, son a juicio de los expertos lugares idóneos porque las tortugas caretta caretta decidan poner sus huevos.
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