Un policía y una vecina ayudan a una mujer a dar a luz en su casa de Sollana

Y es que la historia de este pequeño estará siempre ligada a la de Ana y Sandro, que son los nombres de estas personas, ya que ambos asistieron a su madre en el momento del parto en su domicilio.

La historia comienza cuando Ikram, la madre, empezó a sentir dolores durante la madrugada del pasado sábado. Esta mujer, embarazada de su tercer hijo, creyó que todavía no era el momento de la llegada de su pequeño. Sin embargo, unas horas después, sobre las seis de la mañana, ya vio que el dolor era insoportable, había roto aguas y que su bebé estaba a punto de nacer.

Sola en casa con sus dos hijos menores, ya que su marido había salido a trabajar, pidió a uno de los niños que fuera a la calle a avisar a una vecina. El menor de 11 años fue corriendo, muy asustado, a la casa de Ana, amiga de la familia, gritando que su madre estaba de parto y necesitaban ayuda.

Esta vecina de Sollana no dudó ni un momento, empezó a coger material de primeros auxilios, tijeras y se acercó rápidamente a la vivienda de la familia de Ikram. Por suerte, esta mujer había trabajado de auxiliar de enfermería durante unos meses en la unidad oncológica del hospital y aunque nunca había asistido un parto, ni es su especialidad, tenía nociones básicas por su interés por este tema.

Una vez con la parturienta, la enfermera le dijo al niño que avisara a la Policía Local de Sollana porque necesitaban que vinieran los servicios sanitarios de forma urgente.

En el retén policial, a primera hora de la mañana de aquel sábado, estaba Sandro que escuchó atónito como le explicaban que estaba naciendo un bebé en una de las casas de esta pequeña localidad de la Ribera Baixa.

«Lo único que pensaba era que tenía que llegar lo más rápido posible. Cogí todos los trastos y me subí al coche mientras avisaba al 112. En tres minutos estaba allí», recuerda este agente que tan sólo lleva dos años en su puesto y ya puede contar cómo participó en un parto en casa, una cosa poco habitual en estos tiempos.

Cuando el policía entraba en la vivienda y subía las escaleras, el bebé ya estaba prácticamente fuera. Sandro pudo comprobar que el pequeño estaba en perfecto estado así que lo cubrieron con una toalla para que entrara en calor.

Allí se encontró con Ana que había conseguido controlar la situación y poner calma en un momento donde toda la familia estaba muy preocupada por si se complicaba el parto. Y es que aunque hace décadas era habitual que los niños nacieran en casa ahora es muy excepcional y arriesgado al no saber cómo actuar.

«Es muy buena profesional», destaca Sandro sobre esta auxiliar de enfermería que en una decena de minutos ayudó a una madre desesperada a traer a su tercer hijo al mundo.

Mientras esta mujer sujetaba al pequeño Omar, Sandro pinzó el cordón umbilical y lo cortó para concluir de esta forma este curioso parto casero.

Tras los momentos de angustia e incertidumbre vividos por todos los presentes, llegó la alegría al comprobar que tanto la madre como el recién nacido estaban perfectos.

«Siempre tendré este recuerdo en mi cabeza ya que dentro de nuestro trabajo policial muchas veces tenemos que asistir a cosas no tan bonitas», comenta Sandro con ilusión que al día siguiente llamó a la familia para interesarse por su estado.

Poco después llegaron los profesionales del SAMU que se hicieron cargo de la situación y de trasladar a la madre y al hijo al Hospital Universitario de la Ribera donde han permanecido ingresados hasta la mañana de ayer lunes cuando fueron dados de alta.