a. talavera
Viernes, 16 de julio 2021, 19:36
El río Albaida lleva dos semanas prácticamente seco en algunos puntos de su cauce lo que imposibilita su conexión con el río Júcar, del que es uno de sus principales afluentes. Pese a que Xúquer Viu comunicó esta situación a la Confederación Hidrográfica del Júcar todavía no se ha puesto solución y se ha soltado agua del pantano de Bellús.
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Una desecación que puede agravarse si se aprueba el nuevo Plan Hidrológico del Júcar que contempla una reducción del caudal ecológico del Albaida, que ya se está incumpliendo en estos momentos.
"En el nuevo plan se reduce la aportación a 180 litros por segundo de junio a noviembre, cuando más falta hace el agua. Vamos a ser muy beligerantes con el tema de los caudales ecológicos y esperamos que la CHJ los aumente en el plan definitivo", explica el portavoz de Xúquer Viu, Paco Sanz, plataforma que está preparando una batería de alegaciones contra el documento que marcará el futuro de la cuenca del Júcar hasta 2027.
También recurrirán el punto en el que se considere adecuada la llegada del 1,5% del agua total del cauce del Júcar a la zona de la desembocadura. Esto supone que toda el agua restante se puede utilizar para otros usos.
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Donde sí se aumenta el caudal mínimo es en Tous pero, por contra, se mantiene en el resto de tramos del Júcar por lo que esta medida no tendrá grandes efectos beneficiosos para el estado general del lecho.
La valoración ambiental de la modernización de los regadíos para compensar la falta del agua de retorno es otro de los aspectos que se solicitan se incluyan en la planificación estatal. Y es que la eliminación del riego 'a manta' supone que el agua no retorne ni a los ríos ni a la Albufera ni a los acuíferos.
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"El río Júcar es el gran olvidado de este Plan porque mientras se estudia una compensación para la Albufera por la modernización del regadío, no se plantea la misma opción para el río aún sabiendo que también está afectado", recuerda Sanz.
El agua es un recurso esencial que se debe proteger ya que una mala gestión puede suponer un desastre a todos los niveles. Muy bien conoce este tema Pedro Arrojo, relator de las Naciones Unidas para los derechos humanos al agua potable y al saneamiento, que este año es el premiado con el galardón Aigua Clara de la fiesta de Xúquer Viu.
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Arrojo, cofundador de la Fundación Nova Cultura de l'Aigua, consiguió el premio Goldman de Medio Ambiente en 2003 (el Nobel en esta materia) por sus contribuciones a la conservación de los ecosistemas hídricos y su participación en conflictos relacionados con el agua.
En estos momentos trabaja en un informe de diagnóstico de la crisis global del agua ya que existen 2.200 millones de personas sin acceso al agua potable. "Hay mucha gente que vive al lado de un río pero no tiene acceso porque está contaminado. También a través de la toxicidad, como pasó en esta zona. Es muy importante recuperar la salud de los ríos", destaca el primer relator español de Naciones Unidas y señala que uno de los retos actuales es la mercantilización de este suministro.
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