Los vecinos de una urbanización de l'Énova llevan 14 años sin luz en sus casas y ni en sus calles

La urbanización La Besana de l'Énova es un claro ejemplo del estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008. Como muchas otras áreas de nueva construcción se quedaron sin finalizar por la quiebra de las empresas constructoras pero sí se vendieron algunas propiedades. Este caso es más flagrante porque 14 años después siguen manteniendo los mismos problemas, entre ellos la falta de luz, pese a las múltiples reclamaciones de sus vecinos y a las recomendaciones del Síndic de Greuges de dar solución a esta situación.

Las casas de los pocos propietarios que viven en esta zona, menos de un tercio están habitadas, están junto a otras inacabadas o cerca de simples estructuras de lo que iba a ser una gran urbanización de lujo en esta área de la Ribera Alta. Una urbanización de 'lujo' que no cuenta con los servicios básicos, luz, agua o recogida de basura.

En 2008 las obras se paralizaron de forma repentina y esto provocó que no se acabara de urbanizar las calles e instalar las infraestructuras pero sí que se pusieran a la venta las casas acabadas con promesas de que en un periodo breve de tiempo todo estaría solucionado. "Los propietarios pagaron las correspondientes cuotas de urbanización pero la empresa encargada había desaparecido", señala la abogada especializada en Urbanismo y profesora de la Universidad Politécnica de Valencia, Mercedes Almenar.

Años y años después y superada aquella crisis, La Besana continúa en el mismo punto. "Tenemos miedo de estar a aquí, estamos siempre pendientes de las cámaras de seguridad porque a las casas vacías llegan okupas o drogadictos", explica uno de la veintena de residentes de esta zona de l'Énova. Un lugar donde ha tenido que actuar en varias ocasiones la Guardia Civil por problemas de seguridad al ser una zona casi abandonada.

Una de las principales reclamaciones de los vecinos es que se dote la urbanización de los servicios públicos básicos. Estos residentes solicitan al Ayuntamiento de l'Énova que reclame a la empresa encargada de la urbanización la finalización de las obras cuyo plazo expiró en 2019.

"Pagamos el IBI más alto pero no tenemos derecho a tener luz en las calles o servicios de limpieza", lamenta un residente. Estos propietarios, algunos llevan más de una década en estas condiciones y otras sólo unos años tras promesas de mejora, abonan más de mil euros por el Impuesto de Bienes Inmuebles pero sólo tienen postes en sus calles sin una luminaria.

Muchas personas tienen miedo de salir a la calle cuando oscurece y por ello se ha solicitado permiso para instalar farolas a cargo de los vecinos de La Besana. Una opción que ha sido denegada por el consistorio al señalar que no son competentes.

Con luz de obra o con placas solares viven estas familias que han invertido sus ahorros en una casa que no tiene nada que ver con lo que pensaron que sería. "Tendríamos mejores servicios si fuéramos okupas", lamentan los vecinos que sufren un calvario por la falta de soluciones.

En 2010 se inició una reclamación judicial para que se finalizasen las obras pero la juez desestimó su recurso. Desde entonces, los vecinos, impotentes porque pasan los años y la urbanización continúa en el mismo punto, han llevado este tema ante el Síndic de Greuges para exigir al Ayuntamiento de l'Énova que actúe de forma urgente.

En este sentido, el defensor del pueblo valenciano ha dado la razón a los particulares hasta en tres ocasiones y ha instado a la administración municipal a "impulsar la adopción de todas las medidas necesarias para dotar de luz, agua y telefonía" a las viviendas.

En una de las respuestas del consistorio se apuntó que se había iniciado el correspondiente expediente de imposición de penalidades a la urbanizadora atendiendo el convenio suscrito en su momento. Sin embargo, esta comunicación se produjo en 2020 y todavía no ha habido ningún movimiento en las calles de la Besana.

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