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Zoa Sanz
Viernes, 30 de mayo 2014, 00:29
El equipo de arqueólogos de José Aparicio halló en 2001 en una de las paredes de la Cova del Parpalló de Gandia el grabado de un caballo de 18.000 años de antigüedad. La figura representa una crin escalonada y un hocico redondeado. Su incalculable valía fue clave para que la Unesco catalogara el yacimiento como Patrimonio Mundial.
Este dibujo y otras pinturas originales rojizas que decoran el abrigo rupestre en breve podrán ser admirados con la histórica apertura de la cueva al público, para lo que el Ayuntamiento de Gandia ha realizado algunos trabajos de acondicionamiento con una inversión de alrededor 20.000 euros. En este enclave, situado en la sierra del Mondúver, se han descubierto 5.034 plaquetas con 6.245 caras decoradas, por lo que se trata del conjunto de arte mueble paleolítico más importante de Europa. La mayoría de ellas están custodiadas en museos.
Los restos testimonian que esta zona fue ocupada por el ser humano desde hace 23.000 años hasta 11.000 de manera continuada. No en vano es también Bien de Interés Cultural (BIC). Pese a su enorme relevancia, la cavidad, que tiene una gran grieta de 15 metros de alto por 4 de ancho, nunca había sido puesta en valor. Permanecía descuidada y abandonada. Hubo un tiempo en que cualquiera podía acceder a ella hasta que el Ayuntamiento decidió instalar una valla y una puerta con candado para evitar los actos vandálicos, que también llegaron a producirse.
Visitas guiadas
Tras largos meses de gestiones, el conocido como el santuario del Paleolítico más importante del arco mediterráneo se abrirá al público, de forma controlada, por primera vez en la historia el 10 de julio. El visitante podrá obtener toda la información en el Centro de Interpretación del Paraje Natural Municipal Parpalló Borrell, que se mejorará y ampliará. Este está situado próximo a la cueva. En el camino de recorrido habrá cartelería informativa permanente. Posteriormente, se adentrará en el abrigo para admirar el yacimiento prehistórico.
El Consistorio ha instalado una pasarela flotante con barandilla de vidrio para proteger el suelo. La tarima de madera tiene una superficie de 32,47 metros cuadrados y está dividida en dos niveles. La bandeja tendrá un soporte para 25 personas, que es el aforo máximo recomendado.
Las visitas serán guiadas por arqueólogos. Las reservas se podrán realizar a través de la web www.medinatural.gandia.org, o en el mismo Centro de Interpretación. Por el momento, se abrirá los fines de semana por un precio simbólico que aún no está concretado. Los colegios y colectivos podrán acudir los viernes por la mañana, y los particulares, con cita previa, los sábados y domingos por la mañana.
Un punto turístico
Los concejales de Agricultura y de Cultura, Toni Rodríguez y Vicent Gregori, respectivamente, junto al técnico de Comercio y Agricultura, Javier Pitarch, dieron a conocer ayer esta iniciativa que no sólo permitirá difundir el patrimonio histórico de la ciudad sino que también será un punto de atracción turística. Rodríguez llegó a catalagora la cueva como «la Capilla Sixtina del Paleolítico Superior».
La apertura al público de forma controlada, según relataron, es el fruto de un año de trabajo después de que el Servicio de Agricultura pasara a gestionar el Paraje Natural y comprobaran la insistente solicitud de los visitantes del Paraje para conocer el yacimiento. Fue en 1999 cuando el Ayuntamiento de Gandia lo adquirió a un particular junto al resto de los terrenos del Paraje de la Caldereta. El arqueólogo municipal Joan Cardona ha sido uno de los colaboradores del proyecto.
Las excavaciones
La cueva, antes de ser descubierta como yacimiento arqueológico, era un simple refugio de ganado y pastores. Las primeras excavaciones las llevó a cabo el profesor Luís Pericot en tres campañas en los años 1929, 1930 y 1931. Los hallazgos causaron gran asombro. La guerra civil española y la segunda guerra mundial impidieron que alcanzara todo el eco previsible.
Junto a los miles de útiles en piedra de fuego (sílex), hueso y asta encontrados, y a los millones de huesos residuos de la alimentación procedentes de los animales cazados, se descubrieron miles de pequeñas plaquetas de piedra caliza con el dibujo de animales. Desde 1980, la Diputación se encargó de estas catas y se inició la recuperación del material abandonado en sus escombreras. Actualmente, la escombrera todavía sepulta cientos de plaquetas grabadas y pintadas.
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