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Juan Felis.
Naranjas de Tavernes viajan a la Pilarica

Naranjas de Tavernes viajan a la Pilarica

Cientos de clientes maños guardan cola desde primera hora para poder adquirir los más de 2.000 kilos que vende este agricultor vallero

ROCÍO ESCRIHUELA

Sábado, 11 de marzo 2017, 00:59

Las naranjas cosechadas en los campos de Tavernes siempre han gozado de gran fama lejos de la comarca de la Safor y de la Comunitat. Reconocimiento que se ganó la localidad vallera en los años 70 cuando los almacenes de cítricos empujaban la economía del municipio vallero y gozaban de reconocido prestigio por toda la geografía española.

Años después, las naranjas con 'denominación de origen' Tavernes vuelven a traspasar fronteras y llegan hasta la misma plaza del Pilar de Zaragoza donde cada sábado se forman colas interminables para poder comprar el preciado cítrico.

La fila va avanzando y poco a poco, cuando al cliente le toca el turno para que le atiendan, se encuentra con Juan Felis, un vecino de Tavernes 'famoso' en la Pilarica por sus exquisitas naranjas, donde acude cada fin de semana para que los maños puedan saborear lo mejor de la tierra valenciana.

Este agricultor, de 55 años, se ha abierto un hueco en el mercado de la capital de Aragón desde hace cinco temporadas. Pero no es un puesto ambulante cualquiera y al que puede acceder todo el mundo. Al mercado zaragozano sólo tienen el privilegio de acudir vendedores que poseen el certificado de producción ecológica, que Felis tiene expedido por el Comité de agricultura ecológica de la Comunitat.

Deuda de 30.000 euros

Y con el distintivo de productos sin pesticidas, comenzó la nueva vida de este agricultor de Tavernes que tuvo que reinventarse para poder ganarse la vida con los productos de sus campos.

«Con 22 años ya iba con mi padre a los huertos, es a lo que me he dedicado siempre porque los libros no eran para mí». Una mala jugada, de aquellas que ocurren en el campo valenciano, donde los comercios en ocasiones se llevan la recolección y pagan el producto meses después, o algunos no pagan, fue la culpable del éxito de las frutas que ahora vende Felis por todo el territorio nacional.

Un importe de 30.000 euros que le dejó a deber un comerciante fue el detonante para despegar tras quedarse en una mala situación económica. Después de valorar muchas alternativas, Felis decidió optar por el cultivo ecológico. Reconvirtió sus campos ante la atónita mirada de amigos y agricultores de la zona que le criticaban por tener los terrenos llenos de hierbas o maleza.

El producto ecológico se ha abierto un gran hueco en el mercado en los últimos años, el boca a boca ha funcionado a la perfección para el negocio, además de como indica Felis, «de muchas horas de buscar clientes por teléfono e internet». «Comencé sin apenas nada, con una furgoneta de segunda mano y ahora recorro Pamplona, Vitoria, Madrid, Huesca y Zaragoza, además de realizar envíos de pedidos que me solicitan desde otras ciudades españolas», manifiesta orgulloso el agricultor.

Durante la campaña citrícola pasada recorrió 80.000 kilómetros en apenas cinco meses, trayecto que este año ha bajado hasta los 60.000 kilómetros porque «los años pesan». «Salgo de casa a la una o dos de la madrugada y regreso a las ocho de la tarde, pero hago el trayecto feliz, satisfecho porque sé que llevó un producto de calidad y me gusta ver los resultados. Yo aposté por este camino y tengo que continuarlo. Poco a poco las cosas con trabajo y esfuerzo salen y hay recompensa», apunta este vecino de Tavernes.

Más de 2.000 kilos

Felis tiene un hijo de diez años y su mujer en alguna ocasión le acompaña para atender al público, ante la gran demanda de vecinos maños que buscan sus productos. Otras veces, tiene la ayuda de un chico que reside en la ciudad y que es vecino de Castellón.

Vende más de 2.000 kilos en una mañana en la plaza del Pilar, donde asegura que a las doce del mediodía «ya ha terminado el género». Y podría vender más, pero la furgoneta en la que viaja no da para llevar más cítricos. La gente acude con el carro de la compra, con la intención de llevarse varios kilos y abastecerse para los próximos siete días.

No se sabe si la Virgen del Pilar ha ayudado en el éxito de las ventas, pero lo cierto, es que en la capital maña ya ruegan a la Pilarica para que la climatología deje un buena cosecha y cuentan los días que faltan para que las naranjas regresen.

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