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Ó. DE LA DUEÑA
TAVERNES.
Sábado, 25 de mayo 2019, 00:05
Un estudio polínico realizado por la Universidad de Murcia en la Cova del Bolomor de Tavernes certifica que la cavidad y el barranco donde está ubicada han sido claves para la conservación y reproducción natural de la masa forestal en la Valldigna durante miles de años. El trabajo ha sido desarrollado por el catedrático José Carrión y por un equipo de expertos en arqueología y botánica.
Los integrantes del equipo han concluido en su trabajo que durante los «últimos 250.000 años» el Barranc del Bolomor, por su especial ubicación, ha garantizado la repoblación en las montañas de Tavernes, como indicó Pep Fernández, director de excavaciones de la Cova del Bolomor, donde se realizan investigaciones de forma periódica para conocer el pasado de la Valldigna.
La cavidad es uno de los referentes europeos del Paleolítico y por ello se optó hace ya más de tres años por elaborar un « preciso estudio polínico». Este tipo de trabajo ha consistido en tomar muestras de arena de diferentes zonas del Bolomor, con la intención de hallar en ellas restos de polen o semillas de especies vegetales y conocer cuáles han pervivido en la zona.
Los trabajos aportan datos de todo el periodo histórico que abarca la conocida cueva de Tavernes, es decir unos 250.000 años, un cuarto de millón. «Los restos de arena que se han tomado fueron a un laboratorio donde se analizaron para hallar polen y determinar los árboles y arbustos de todo este periodo. Entre conclusiones destaca que siempre «ha habido vida vegetal en el Barranc de Bolomor». Su peculiar ubicación le convierte en un tipo de reserva, creada por la misma naturaleza. El barranco de Bolomor está situado en una ladera montañosa, mirando hacia el Mondúver, el pico más alto de la comarca de la Safor.
Precisamente es esta montaña la que evita que en la escarpada franja natural entren rayos de sol directos como en otras partes de la zona de la Valldigna o la Safor.
El tipo de roca y de orografía le confiere peculiaridades, ya que muchas de las especies mediterráneas que habitan han tenido que arraigar entre rocas y en espacios de escasa tierra. Todo ello convierte el paraje en una «ombria», es decir una zona de sombra donde la vegetación necesita menos recursos hídricos para pervivir y resistir mejor los envites climatológicos.
Por tanto, según el estudio evolutivo, durante los 250.000 años en Bolomor ha habido «la frondosidad» del paraje ha sido considerable, pese a producirse largos periodos de sequía.
«En momentos como el actual donde nos encaminamos a un proceso de desertización, los pocos espacios como el Barranc de Bolomor han garantizado la pervivencia del bosque Mediterráneo» en el litoral mediterráneo.
Tras las épocas de escasez hídrica estas «reservas medioambientales» han favorecido la reproducción de especies mediterráneas mediante los mecanismos habituales. El paso de décadas y siglos ha ido consolidando las grandes zonas boscosas de la Valldigna.
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