Varios niños del CEIP Joanot Martorell de Xeraco salen del centro para subir al autobús e ir al comedor ubicado en otro edificio. Damián torres

Con el comedor a un kilómetro del colegio

Dos autobuses transportan a diario a los alumnos del CEIP Joanot Martorell de Xeraco ·

Estudiantes, profesores y padres sufren desde hace casi medio siglo los inconvenientes de tener un centro educativo dividido en dos espacios

rocío escrihuela

Xeraco

Lunes, 15 de febrero 2021, 23:39

Un kilómetro de distancia es lo que separa les 'Escoles Velles' de les 'Escoles Noves' en Xeraco. Mil metros que se han convertido en un quebradero de cabeza para alumnos, profesores y padres del CEIP Joanot Martorell de esta localidad de la Safor que hacen malabares para que los estudiantes acudan a un colegio, dividido en dos edificios, desde hace casi 50 años. "Una situación muy anormal que aquí se ha normalizado", explica con resignación el director del centro Vicent Cogollos.

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Y es que son tantos años, desde el curso 1973-74, viviendo esta situación que a los vecinos les parece casi normal que sus hijos tengan que acudir al comedor en autobús para trasladarse de un centro a otro, que los profesores tengan que recorrer mil metros de una clase a otra o que los padres emprendan una carrera a las 9 de la mañana para llevar a cada uno de los hijos a un centro, y que lleguen puntuales.

Antes de las dos del mediodía, dos autobuses esperan a los estudiantes en les 'Escoles Velles', como conocen los vecinos al edificio ubicado en la avenida Comunitat Valenciana número 70. Desde allí los colegiales suben divididos por edades y acompañados de las monitoras para desplazarse apenas mil metros, que son los que separan a este edificio del más moderno, les 'Escoles Noves' situadas en la calle Luis Vives, 3. Todo un trayecto para ir a comer que sufren los escolares más pequeños que cursan sus estudios en el centro más antiguo y están obligados a desplazarse hasta el comedor que se ubica en el otro recinto por falta de espacio. Un transporte diario que paga el Ayuntamiento de Xeraco.

"Los niños comen a las dos y media porque mientras que salen y suben al autobús y llegan, se hace un poco tarde", apunta María, madre de dos hijos de cuatro y cinco años, ambos en les 'Escoles Velles', quien añade que las monitoras "trabajan súper bien", porque este año por el covid las restricciones y medidas de seguridad son muchas durante el traslado.

Pero las dimensiones del centro educativo son también un problema para los profesores y así lo reconoce el director: "Correr entre clase y clase es muy difícil. Organizar las cosas así tiene muchos impedimentos", explica Cogollos mientras atiende a LAS PROVINCIAS con rapidez porque debe desplazarse al otro edificio para impartir la siguiente clase.

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Reivindicación histórica

El profesor detalla que el colegio tiene 345 alumnos y casi la mitad están en el centro viejo y la unificación del Joanot Martorell es una reivindicación de hace muchos años. "Yo vine en el 2006 y ya hacía muchos años que se hablaba de unir el colegio. Hay documentos del curso 1996/97, pero ha cambiado el proyecto", explica el director.

«Correr entre clase y clase es muy difícil. Organizar las cosas así tiene muchos impedimentos», explica el director del centro

Pero quienes hacen también una auténtica maratón son los padres que tienen a los hijos separados en los dos centros, ya que están divididos por cursos. "Hacemos un puzzle y un 'tetris'", explica Lorena, quien se ve obligada a llevar a sus hijos de cinco y ocho años en coche y dejar primero a uno y después acompañar al otro. "Es un descontrol que te crea ansiedad porque vamos deprisa y no puedes aparcar. Siempre tengo que dejar a uno y decirle a alguien que le de un ojo al niño, mientras voy a llevar al otro", añade.

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Así también lo reconoce María que apunta que "es una locura poder llegar a los dos sitios y le pasa a muchísima gente". Ante esta situación que afecta a tantos padres el colegio se muestra flexible y "damos más tiempo a la gente para que pueda llegar", explica el director.

Mientras afrontan esta situación esperan que la unificación del colegio llegue pronto. Todo apunta que el próximo curso los alumnos de les 'Escoles Noves' lo iniciarán en barracones para comenzar la construcción del nuevo centro. "Realmente los padres no se lo acaban de creer, pero estamos confiados de que comienza el camino", explica Cogollos. En cambio para María "hasta que no empiece a ver una obra, creo que está lejos". De igual modo lo ve Lorena porque "pensaba que cuando tuviera hijos ya estarían en el colegio nuevo, pero no ha sido así".

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Infinidad de carencias en infraestructuras educativas

Muchos son los centros educativos de la Comunitat Valenciana con deficiencias a pesar de la puesta en marcha del plan Edificant por parte de la Generalitat. Los ayuntamientos todavía están tramitando los proyectos que mejorarán sus instalaciones educativas para poner fin a años de reivindicaciones.

En Sueca, el colegio Carrasquer es uno de los que arrastran graves deficiencias desde hace décadas y que ha obligado a los alumnos a dar clases en barracones desde hace años. Las obras para construir el nuevo colegio comenzarán este mismo mes, el día 22, si no se produce el enésimo retraso.

Por su parte, en Alzira son dos institutos los que esperan la llegada de la inversión prometida de Educación para reparar los daños que el paso del tiempo ha provocado en sus instalaciones, de los años 60, y que generan molestias a los alumnos.

En la Safor hay varios centros con carencias. En Gandia el Ausiàs March espera una remodelación integral hace décadas. Los barracones para la reforma se colocan en una parcela junto al Museu Faller y los padres piden que el inicio de las obras sea inmediato. Problemas de espacio hay también en Villalonga, donde el patio está lleno de barracones y hay que impartir clase de la ESO en el pabellón, en los laboratorios y en la biblioteca.

En Rafelcofer la reforma del colegio sigue en marcha y en La Font la construcción del centro integral acabará este verano tras años de lucha. A la espera de un edificio de nueva planta está el instituto Jaume II de Tavernes de la Valldigna.

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