«Los efectos de la pandemia se verán dentro de algunos años»

La pandemia ha cambiado el ritmo de vida de los pueblos pequeños donde es difícil mantener la distancia social porque nadie puede evitar saludar al vecino con el que se cruza. Potries ha sido escenario de estos episodios en los últimos meses pero es de los pocos municipios que no contabilizan fallecidos por Covid.

–¿Cómo resumiría estos últimos meses?

–Me quedo con cómo ha afectado a la ciudadanía, a la gente mayor, a los niños y adolescentes, que nos han dado una lección de vida porque han sabido interiorizar la situación y la han asumido. Los más mayores han estado atemorizados, se les ha quedado mucho miedo en el cuerpo. A todos nos ha pasado factura.

–¿Cuál ha sido el momento que más le ha marcado?

–Después de Navidad cuando se disparó la incidencia y los contagios estaban en una espiral ascendente. Hubo mucha preocupación y noches en vela. Gente de fuera que tiene a sus padres en el pueblo llamaban y todos hemos estado pendientes de todos, colaborando. Eso es la potencialidad del mundo rural.

–Potries es de los pocos municipios que no ha registrado ninguna defunción

–Desgraciadamente eso no lo pueden decir todos los pueblos. Los mecanismos de control han funcionado y no hemos tenido ningún brote importante. Y eso que en los pueblos cuesta lo del distanciamiento social porque es vital saludarse y los vecinos durante el confinamiento se asomaban por la ventana porque necesitaban palabras de apoyo, el calor humano.

–¿Cómo se vive la pandemia en un pueblo de mil habitantes?

–Ahora se ven los valores del mundo rural y la calidad de vida que tenemos. No es igual asomarse a la calle aquí en una casa de 200 metros que a la ventana de un piso de 40 metros en la capital.

–¿Fue dura la decisión de suspender el Porrat?

–Fue una decisión difícil, pero éramos conscientes de que era imposible en ese momento. El Porrat, con buen tiempo, reúne entre 8.000 y 10.000 personas y es una actividad económica potente que ayuda a muchas familias que vienen con sus puestos a vivir en condiciones.

–¿Qué le dicen sus vecinos por la calle?

–Necesitan un mensaje tranquilizador, de que todo saldrá bien, ahora ya tenemos vacunas. El sistema sanitario nos ha demostrado que es potente, aunque los verdaderos efectos de la pandemia los veremos dentro de algunos años.

–¿Cómo va la vacunación en Potries?

–Al ritmo que marcan las autoridades. Todos los dependientes están vacunados y ya están citando a vecinos para acudir la Museu Faller. El dispositivo es bueno, pero el problema real lo tenemos en la llegada de vacunas que son muy necesarias para inmunizarnos. Creo que se deberían liberar las patentes de las vacunas porque este es un problema global y necesitamos una solución global. Sería un paso fundamental. Debemos priorizar la vida y las personas.