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Ó. DE LA DUEÑA
Miércoles, 20 de febrero 2019, 00:11
Las obras de remodelación integral del colegio Cervantes de Gandia parecen no tener fin. Desde que se iniciaron los trámites para acometer la reforma, en la pasada legislatura, como desde que arrancaron las obras, en 2016, no han dejado de surgir imprevistos que han hecho que el proceso se haya ralentizado, y se haya ido posponiendo la fecha de finalización y la reapertura.
La última fecha prevista para acabar las obras, realizar el traslado y que los alumnos dejaran los barracones que ahora utilizan como colegio, junto a la Escuela Oficial de Idiomas de Gandia, era el último trimestre de 2018. La idea era que este curso los jóvenes ya estuvieran en el centro, pero todo se ha vuelto a complicar y los pequeños siguen en aulas prefabricadas.
Si no hay cambios de última hora, es muy probable que los 380 alumnos de este centro regresen el próximo mes al nuevo centro. El último inconveniente ha surgido en la segunda planta del centro, en la zona donde se va a instalar el gimnasio.
La edil de Educación de Gandia, Laura Morant, indicó ayer que este centro ha dado más problemas de los esperados, ya que es un edificio antiguo y quizá debería haberse aplicado un plan similar al Edificant, analizando más todos los desperfectos.
La concejal de Més Gandia recordó que esta obra se impulsó por parte del gobierno local del Partido Popular, que destinó parte del dinero del Plan Confianza, una iniciativa de uno de los gobiernos de Francisco Camps, que en tiempos de Arturo Torró aún daba coletazos en la ciudad de Gandia.
Esta iniciativa nació hace una década a imagen y semejanza de los Planes Zapatero, la diferencia es que el plan autonómico ha requerido más de diez años para ejecutar muchas de sus obras en Gandia.
En cualquier caso, el Cervantes tiene consignada una partida de tres millones. Pero la última incidencia ha surgido en la segunda planta: «Donde va el gimnasio se encontraron deficiencias. El suelo no era lo fuerte que se requiere para una instalación de este tipo y la cubierta presentaba más desperfectos de los esperados», dijo la titular de Educación.
Ha sido necesario reforzar el firme y el techo para soportar todos los elementos que se van a colocar en esta estancia.
De todos modos, añadió que las obras están a punto de culminar y que en función de la celeridad de los últimos trámites, el traslado podría hacerse «en Fallas o Semana Santa, o quizá en los meses posteriores».
Morant rehusó dar fechas concretas, ya que reconoció que hay aspectos que no dependen de la constructora. «Es necesario tener luz, no vale con la de obra. También hay que conectar el centro con la red de gas para poder poner en marcha las calderas», agregó la edil.
De momento se ha dado luz verde a un acta de ocupación, pero no de uso, lo que permite que algunos operarios puedan ir llevando material al centro.
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