Ó. DE LA DUEÑA
LA FONT.
Lunes, 28 de octubre 2019, 23:30
El gobierno de La Font d'en Carròs mantiene su apuesta por la recuperación del patrimonio y por ahondar en la historia de su pasado y sus personajes ilustres. El ejecutivo, del PSPV, ha iniciado las obras de restauración y realce del conjunto arquitectónico defensivo del Portal Roig y la Muralla del Rafalí, entramados centenarios que dieron forma a la urbe que originó la población de La Font. La fortificación tiene orígenes bajomedieval.
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La intervención tendrá un coste de 125.182 euros y la llevará a cabo la emprendida Construcciones Bañuls, como informaron desde el gobierno que dirige el alcalde Pablo Puig. El objetivo es la recuperación de la muralla y la iluminación de la estructura, con el fin de que se pueda contemplar desde todos los puntos del término, así como desde varias poblaciones de la comarca.
Todo ello con la intención de consolidar el patrimonio, pero a la vez de dar un fuerte impulso turístico a la localidad, en el que trabaja el consistorio desde hace años. Para el proceso de rehabilitación se tratará de evitar la utilización de materiales impropios e incompatibles con el buen hacer de las construcciones medievales, pero siempre respetando la construcción original, como establecen las leyes de patrimonio, indicó el alcalde de La Font d'En Carròs.
La obra está financiada por la Generalitat Valenciana, dentro del Programa Operativo Feder 2014-2020 para la protección, conservación o recuperación sobre bienes de patrimonio cultural valenciano, concluyeron.
La muralla fue construida en la primera mitad del siglo XVI sobre restos de obra del siglo XIV es decir, con un claro origen medieval. Probablemente se levantó por mandato de Serafín de Centelles, segundo conde de Oliva, o por Francesc Gilabert de Centelles, tercer conde.
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El lienzo de la muralla, edificada mediante la técnica de fábrica de tapial, tenía como objetivo proteger los caminos, y presentaba diversas puertas de acceso a la localidad, una de ellas el Portal del Roig.
Con el paso del tiempo y el aumento de la población, las murallas constituyeron un problema a la hora de construir más viviendas, por lo que se pasó poco a poco a su derrumbamiento, aunque algunas zonas utilizaron también la muralla como parte de las construcciones de habitáculos.
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Además en el siglo XVII se añadió una torre y en el siglo XVIII la zona fue utilizada para la realización del Vía Crucis. El recinto fortificado del Rafalí presenta unas características constructivas típicas de la baja edad media, mientras que las tipologías arquitectónicas de los elementos de fortificación se adscriben a los propios del siglo XV.
La zona amurallada que se mantiene exenta y conservada en parte de su perímetro, está situado al sudeste del núcleo urbano del municipio. Se encuentra entre 50 y 60 metros sobre el nivel del mar y se puede contemplar a la perfección desde la localidad.
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