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Gandia
Martes, 15 de septiembre 2020
Las fuerzas de seguridad redoblan esfuerzos para evitar aglomeraciones de gente y fiestas en parajes naturales, todo con el fin de que se cumplan las normas sanitarias y evitar la propagación del Covid-19. Efectivos de Policía Local de distintos municipios de la Comunitat y agentes de Guardia Civil y Policía Nacional intensificarán la atención en espacios protegidos, pero también en enclaves urbanos, donde ya se han producido casos de botellón y encuentros masivos de personas.
Todo ello, tras las fiestas ilegales de Pego y Xàbia de este fin de semana, donde se rebasaron las normas sanitarias permitidas y tuvieron que actuar, además de efectivos de seguridad, miembros del cuerpo de Bomberos. En Pego, se celebró una 'rave' entre el sábado y domingo, con unas 150 personas, de varias provincias. En Xàbia un grupo de 11 jóvenes, menores de 30 años, organizaron una fiesta en la cima del Montgó, un parque natural protegido.
Los vecinos de Xàbia alertaron a los Bomberos al observar luces en lo alto del pico. Subieron los más de 750 metros de altura, montaña a través, y se toparon con jóvenes bailando, bebiendo y jugando con las luces de sus teléfonos móviles en lugar de un caso de rescate. La Guardia Civil ya ha identificado a los miembros del grupo, que se enfrentan a sanciones por incumplir las medidas sanitarias de seguridad autonómicas.
Los jóvenes se enfrentan, además, a posibles sanciones por parte del Ayuntamiento de Xàbia o del Parque Natural del Montgó si se demuestra algún tipo de afección al paraje. Todo eso se está estudiando, como indicó la edil de Seguridad de Xàbia, Pepa Gisbert. Habrá refuerzo de vigilancia.
En Pego, la Guardia Civil mantiene la investigación sobre las 30 personas indentificadas en la 'rave' del sábado, que se celebró en una parcela de cultivo en el Marjal Pego-Oliva. El consistorio ha impulsado un refuerzo de la vigilancia, con el fin de evitar que se repita una fiesta de este tipo.
La fiesta reunió a 150 personas de diferentes provincias. Muchas de ellas huyeron a través de los huertos cuando supieron de la llegada de los efectivos de Policía Local y de Guardia Civil. La Benemérita ultima el informe para elevar la propuesta de sanción a los 30 indentificados a Subdelegación de Gobierno, con posibles multas de 60.000 euros.
En Dénia, la labor de las fuerzas de seguridad también da sus frutos. Las cifras hablan por sí solas, con un total de 183 sanciones por botellón. 40 en julio, 139 en agosto y 5 en lo que va de septiembre.
Muchas poblaciones cuentan con equipos específicos para evitar este tipo de muchedumbres, como Oliva. En la Ciudad Condal existe un dispositivo especial de dos patrullas que recorren las calles de la playa, para evitar aglomeraciones, fiestas o botellón en algunos parques de la zona de costa.
Este equipo trabaja por las tardes y por las noches, como explicó el alcalde de Oliva, David González. «Su trabajo ha sido provechoso durante el verano, erradicando botellones y sancionando a todas aquellas personas que incumplían las medidas sanitarias, como circular sin mascarilla».
La 'rave' que se ha celebrado en Pego es la primera que tiene lugar tras la irrupción de la pandemia, aunque antes del estado de alarma hubo otras. Existe una zona alejada del núcleo urbano en la que se han repetido estos eventos. La ubicación es en el Campament Carritxar, una zona habilitada para las acampadas, abandonada desde hace años. De hecho, este espacio está situado entre los términos municipales de Pego y Oliva y contaba incluso con una piscina y un pequeño establecimiento donde se servían comidas. «Está apartado de zonas residenciales», precisaron desde el consistorio. Informa Bernat Ortolà.
Los agentes cuentan con el respaldo de la Guardia Civil, que también vigila la playa, caminos rurales y otras zonas de la población. Ambos cuerpos prestan especial atención al Passeig Gabriel Miró, donde se han abortado varios botellones en estos meses.
En Xeresa, en la Safor, también vigilan muy de cerca su tramo de marjal, que comparten con Xeraco y Gandia, y su zona de montaña. Los agentes de la Policía Local hacen inspecciones periódicas en parajes como Les Senilleres, como indicó el edil Israel Palma. En el Parc de Les Oliveres, donde se ha frenado algún botellón en los últimos meses.
En Tavernes de la Valldigna hay un plan de vigilancia para controlar aglomeraciones, que acaben con contagios o incumplimientos de la normativa sanitaria. En la Vall se vigilan los diseminados, entre ellos Marenys, en la playa de Tavernes, o Massalari, con el fin de evitar reuniones que acaben en fiestas sin ningún control.
De forma paralela, hay inspecciones continuas en zonas donde se ha detectado botellón, precisó el edil Josep Llàcer: «La Torre de Guaita, el Parc de Molló o Padur han sido espacios donde ha habido aglomeraciones de gente para beber. Estos casos las fuerzas de seguridad vigilan de forma casi constante».
En Gandia, los efectivos de Policía Nacional colaboran con la Policía Local, donde los primeros realizan tareas de vigilancia por todo el término, con especial incidencia en zonas verdes, como el Parc del Tirant, o zonas urbanas del distrito de Montaña de Marxuquera, donde se realizan controles prácticamente a diario en accesos y rotondas por la carretera de Barx.
Otra de las zonas donde más problemas ha habido por las reuniones de jóvenes y botellones este verano ha sido en el Perelló. Los vecinos de la calle Isaac Peral se han quejado en múltiples ocasiones por las aglomeraciones y los ruidos.
«Se trata de una zona de ocio que este año ha estado más frecuentada por los jóvenes ya que otros veranos muchos acudían a los locales del Perellonet», explica el concejal de Seguridad Ciudadana de Sueca, Carlos Ramírez. Incluso se produjeron peleas multitudinarias.
Sueca ha aumentado hasta 10 las patrullas de agentes que han vigilado, sobre todo, la zona marítima que ha sido el lugar preferido para los botellones. Situación diferente la que se ha vivido en Cullera que tan solo ha interpuesto 15 sanciones por consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública.
Canals, por su parte, celebraría esta semana sus fiestas mayores pero con la cancelación se ha decidido ampliar la vigilancia en las zonas susceptibles de producirse aglomeraciones para evitar que se propague el virus.
«Vamos a trabajar en colaboración con la Guardia Civil para que se produzcan estos encuentros aunque espero que la gente se comporte de forma cívica», señala la alcaldesa Mai Castells que recuerda que fue al principio de la nueva normalidad cuando se interpusieron mayor número de sanciones.
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