La Policía Nacional desmonta la versión del arrestado por la muerte del cofrade de Gandia

El supuesto asesino se llevó las llaves del coche, dijo que se las había dado la víctima y que el hombre estaba vivo cuando él se fue de la casa. Afirmó ante el juez que la víctima le encargó que se llevara el turismo para hacerle unas reparaciones y que sólo le dio la llave del vehículo.

Pero el magistrado le preguntó si entre la vivienda y el garaje había puertas, a lo que respondió que si las había estaban abiertas y no encontró problema para llegar hasta la plaza donde el vehículo estaba estacionado en el sótano y sacarlo por la puerta de salida. Pues bien, los agentes de la Policía Nacional han enviado un informe al juez que pone en entredicho esta declaración.

Los policías acudieron al edificio y hablaron con vecinos y el presidente de la comunidad, comprobando que sí había puertas entre el zaguán y el garaje y que las que hay "siempre están cerradas con llave". Esto demostraría, según fuentes de la investigación, que el encarcelado "se llevó llaves de la vivienda cuando se fue" con el fin de sustraer el turismo y poder acceder al sótano y después salir a la vía pública con el turismo.

El cofrade apareció en la vivienda muerto, atado en un lateral de la cama y con signos claros de tortura. El hombre, que también sufría alguna dolencia típica de la edad, falleció por asfixia mecánica, según el informe que realizó el Instituto de Medicina Legal de Valencia, que vincula su fallecimiento a los golpes que recibió.

El encarcelado tiene 29 años y era amigo de la víctima. De hecho se veían en ocasiones y, al parecer, la última vez que estuvo en su casa, el día en que murió el cofrade, acudió a hacer unas reparaciones en la vivienda, como colocar una antena y resintonizar el televisor.

El arrestado negó haber ejercido violencia contra el cofrade, pero tras salir de la vivienda se llevó tarjetas de crédito y empezó a sacar dinero en cajeros de Gandia e incluso el teléfono móvil de la víctima, de donde habría borrado conversaciones.

Después, el arrestado de 29 años siguió gastando dinero en Valencia, donde compró con miles de euros productos en tiendas de ropa, deportes y telefonía, con las tarjetas de crédito que habría sustraído a la víctima.

El detenido como presunto autor de la tortura y la muerte alegó también que la víctima había consumido algún tipo de sustancia estupefaciente, algo que quedó desmentido con el Informe Forense.