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Los vecinos de la urbanización Montecorona de Ador, en la Safor, no daban crédito ante lo que veían salir de sus grifos desde el jueves y hasta ayer viernes pasadas las 14 horas: agua que olía a lejía.
El susto entre los residentes de esta zona de más de 350 chalés fue mayúsculo y pronto comenzaron a comunicarse mediante grupos de mensajería para ver qué hacer ante esta situación inesperada.
La presidenta de la Asociación de Vecinos, Teresa Bertó, se puso en contacto con la empresa concesionaria del servicio «que acudió tras la primera llamada» y denunció el mal estado de la red.
«El agua de todos los grifos olía a lejía, se notaba que iba cargada de cloro y nadie sabía el porqué. Lo único que podíamos hacer es no consumirla y utilizar agua embotellada hasta para lavarnos los dientes», precisó.
Bertó explicó que el jueves los técnicos de la empresa visitaron varias veces el Pozo de Notari, de donde se extrae el agua, y los depósitos donde se almacena el recurso para distribuirlo por los chalés de esta urbanización ubicada en la ladera de una montaña.
«Por la noche nos dijeron que estaba todo solucionado, que se habían hecho análisis y que el resultado decía que el agua era apta para el consumo humano», contó Bertó.
Pero la sorpresa volvió a llegar este viernes a primera hora. «Varios vecinos se ducharon por la mañana y sentían picor en los ojos, como cuando vas a una piscina y no utilizas gafas de protección», añadió. Por este motivo, los técnicos regresaron ayer y hallaron el problema: el equipo de cloración estaba averiado.
Este sistema distribuye en la red cloro en cantidades ínfimas para matar cualquier organismo del agua, pero se rompió y abocaba mucho más del previsto. Ayer a las 14 horas el equipo se había cambiado, precisó la edil responsable de Montecorona, Victoria Belando.
La concejal de Gent d’Ador comentó que el pozo y algunos depósitos están en zonas elevadas de la montaña, por lo que hubo que vaciarlos todos y esperar a que llegara agua en condiciones de salubridad.
Por este motivo, sobre las 15 horas muchas de las casas estaban sin agua, ya que el proceso de llenado de los depósitos se calculaba que tardaría unas horas y el recurso tenía que redirigirse después a las mas de 350 viviendas a través del entramado de cañerías de Montecorona.
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