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ROCÍO ESCRIHUELA
SIMAT.
Jueves, 13 de junio 2019, 00:35
Seis meses es el tiempo de espera que llevan los florones restaurados del Monestir de Santa Maria de la Valldigna para volver a su lugar original en lo más alto del templo. A finales de 2018 las seis piezas regresaron a la localidad y ya están en el cenobio de donde salieron en 1835 con la desamortización de Mendizábal.
Tras años desaparecidos, la posterior compra en 2011 y un largo proceso de restauración parece que queda menos para que brillen con todo su esplendor en el monasterio. Pero el camino no está siendo fácil y las dificultades técnicas así como los trámites administrativos han convertido su regreso en una larga espera, aunque confían en que su montaje sea cuestión se semanas.
Así lo indicó ayer a LAS PROVINCIAS el presidente de la Mancomunitat de la Valldigna, Vicent Ribera, que confía en tener buenas noticias en los próximos días. Ribera incidió en la dificultad que conlleva su instalación no sólo por la altura del templo, sino por las dimensiones y el peso de las piezas.
Desde que los seis florones regresaron a Simat tras tres años sometidas a un costoso proceso de restauración, desde el Consell están estudiando las fórmulas para ponerlos en el lugar que les corresponde. Una de las soluciones es utilizar una grúa de grandes dimensiones con una larga escalera para alcanzar el techo, con el inconveniente de que el vehículo pesado tiene que acceder tanto por la puerta principal del monasterio como por el acceso de la iglesia y eso también es un inconveniente añadido dado los problemas que puede suponer.
Pero también existe peligro en el suelo del templo ya que seguramente se tendría que reforzar para evitar que se hunda por el peso del vehículo. Mientras, se barajan otras opciones como la de colocar un gran andamio, pero también existen ventajas e inconvenientes. Se están estudiando alternativas y posibilidades tomando como ejemplo restauraciones en otros templos.
A todo ello, el periodo electoral también ha sido un escollo, ya que desde el Consell se iban a iniciar los trámites en los primeros meses del año para el contrato con la empresa pero la convocatoria de elecciones dejó todo paralizado. La legislación no permite a un gobierno en funciones comenzar la licitación de un proceso excepto en cuestiones de servicios que puedan verse perjudicados o de subvenciones que dependan de un plazo establecido.
Ribera espera que en breve se puedan salvar los «obstáculos porque es más complicado de lo que parece» y así poder avanzar en los trámites. «Es una promesa de la Conselleria de Cultura y espero que pronto sea realidad», afirmó el presidente de la Mancomunitat que ya tiene ganas de que los seis florones regresen a su ubicación original tras su desaparición en 1835.
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