El otro palacete histórico que se cae a pedazos en Gandia
El edificio modernista de más de un siglo que se desploma por dentro sin que el Ayuntamiento tome medidas
ÓSCAR DE LA DUEÑA
GANDIA
Viernes, 26 de mayo 2023, 14:35
La historia se puede repetir en cuestión de meses. Uno de los edificios más representativos y de mayor valor arquitectónico se puede venir abajo si el Ayuntamiento de Gandia no actúa con celeridad. Se trata de un palacete de estilo modernista, aunque con tintes eclécticos, al introducir en su construcción elementos de otros movimientos arquitectónicos.
El inmueble que está en peligro «casi de ruina», como han indicado expertos consultados por LAS PROVINCIAS, es la mansión de la familia González, más conocido en las últimas décadas como la casa Wilson, por haber albergado una guardería municipal bajo ese nombre. El estado de la casa es deplorable. Por dentro se han derrumbado varios techos, hay ventanas rotas, que permiten la entrada del agua y el viento en temporales, y en la fachada hay grietas, incluso crecen plantas en distintos puntos de la construcción.
El palacete de la familia González o casa Wilson es otro de esos edificios que todo el que pasa se lleva las manos a la cabeza pensando en que antes o después se hundirá. De hecho, el temor de los vecinos más cercanos al inmueble es qye ven que esta posibilidad está más cerca que tarde, tras ver el fatal desenlace que tuvo el palacete del siglo XVIII que había frente al Palau dels Borja de Gandia.
Era una casa noble de «unos tres siglos de historia y de un estilo ecléctico», han precisado las mismas fuentes. «Era un claro ejemplo de la casa señorial de Gandia de hace unos siglos y era un edificio que había que proteger para evitar su desaparición, pero con ella ha ocurrido lo mismo que con otros tantos ejemplos de obras que Gandia ha dejado perder en las últimas décadas, como los edificios Liberty, en la calle Mayor; el chalé de La Pilarica; el edificio Ausiàs, en pleno paseo, o la clínica Pellicer, en también en Germanías. Todos ellos claros ejemplos del mejor y más brillante pasado de Gandia, con estilos arquitectónicos distintos y muy peculiares que no se han conservado.



La situación de la casa Wilson es muy complicada y los expertos en arquitectura consultados no le dan «más de dos o tres años de vida». «Ha caído el techo en el interior, tiene ventanas rotas, y cuando esto ocurre y comienza a entrar el agua es el principio del fin. Es más, es cuestión de meses de que empiecen a caer cascotes de la fachada a la vía pública», han indicado. Está compuesta por tres alturas, planta baja y dos pisos. En la primera planta tiene una especie de claustro de tres lados, con galería que distribuye el acceso a las estancias. Todo con grandes puertas, rejas y ventanas modernistas.
Pendiente de un plan de urbanización
Este periódico ha averiguado, que en los últimos años, el Ayuntamiento habría enviado requerimientos a los propietarios para que actúen y conserven la casa, pero se han topado con una clara negativa. El motivo de esa falta de colaboración de los dueños es que «ya se sabe que ese edificio acabará en manos municipales y por eso no hacen nada». La explicación viene dada en que ese tramo de Gandia y el trasero, el que se refiere al acceso por el puente de la Avenida de Alicante, está a la espera de un proceso de reurbanización, exactamente de Plan de Reforma Interior (PRI), para ordenar la zona, donde hay varios descampados y hay que actuar en el tramo más cercano al río Serpis como se ha hecho en otras partes de la ciudad.
Por este motivo, las fuentes consultadas entienden que el «Ayuntamiento tiene que actuar de oficio». «Debe informar y actuar mediante informes para poder apuntalar la casa por dentro y por fuera», han agregado.



La historia de esta casa va ligada a la de la ciudad. La familia González la construyó a principios del siglo XX, y a las pocas décadas fue cedida para uso municipal. Su primera función fue albergar la Sección Femenina durante los años de la dictadura, después en la transición fue uno de los primeros espacios que se destinó a usos culturales: «Albergaba las sedes de colectivos locales como de alpinismo, fotografía y otras entidades, todas ellas repartidas en las dependencias de la primera planta a las que se accedía por la galería a modo de claustro de tres lados».
Finalmente, en los 90 albergó una escuela infantil municipal, que tuvo que ser clausurada por las situación del inmueble, que ya presentaba riesgos de desplome y la falta de acuerdo entre el Ayuntamiento y los propietarios.

Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.