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R. González
Gandia
Viernes, 1 de enero 2021, 23:11
La Guardia Civil rescató en la madrugada de Nochevieja a una mujer en Tavernes de la Valldigna que estaba retenida en casa contra su voluntad por su expareja, que tiene vigente una orden de alejamiento. La víctima reconoció ayer que cuando cierra los ojos todo lo sucedido le vuelve a la mente. «Me pegó una paliza y casi me mata, yo tan sólo quería que me sacaran del piso», relató desde la misma vivienda en la que un día antes se había producido la agresión.
Fue ella la que, en cuanto pudo, dio la voz de alarma y rápidamente se puso en marcha el dispositivo de la Benemérita.
Todo ocurrió en la madrugada del 31 de diciembre. Alrededor de la una, el puesto de Tavernes recibió un aviso del Centro Operativo de Servicios de la Comandancia de Valencia en el que le alertaban de la llamada telefónica de una mujer a la que, al parecer, su expareja había encerrado en su vivienda después de agredirla y amenazarla con matarla si daba parte a la Policía o la Guardia Civil, según relatan fuentes de la investigación. Con celeridad avisaron al capitán jefe de la Compañía de Gandia, que estaba en un servicio con la USECIA (Unidad de Seguridad Ciudadana), y este puso en marcha un operativo para liberar a la mujer.
En ese momento, en el cuartel vallero se recibió una nueva llamada de la víctima, «en un estado de ansiedad elevado», pidiendo socorro porque su expareja, de 31 años y con la que había retomado la relación, no le dejaba salir de su propia casa. Le había quitado el móvil y las llaves y había cerrado, por lo que no podía escapar de allí. Ella se encontraba en el salón y cuando el hombre se quedó dormido en la habitación aprovechó para localizar y recuperar el teléfono que le había arrebatado. Entonces llamó para pedir auxilio.
Entre sollozos, esta vecina de Tavernes contó a la Guardia Civil que él le había dado un golpe en la cara y la había llevado hasta el cuarto tirándole del pelo. Incluso le llegó a arrancar parte del cuero cabelludo. Según explicó, además le había puesto un cuchillo en el cuello y la había amenazado con matarla en caso de que oyera la llegada de las fuerzas de seguridad.
Ante esa situación, la mujer estaba tan angustiada y tenía tanto miedo que le dijo al oficial que había al otro lado del teléfono que pensaba tirarse por la ventana antes de que él la asesinara. El agente de la Benemérita trató de calmarla y le pidió permiso para que los efectivos que en breve iban a rescatarla pudieran entrar por la fuerza en la vivienda. También le preguntó por la distribución de la vivienda y por los datos del presunto agresor. Fue entonces cuando la Guardia Civil comprobó que existía una orden de alejamiento en vigor.
El capitán y cinco componentes de la USECIA acudieron a la vivienda y con un ariete rompieron la puerta. Con rapidez redujeron y detuvieron al hombre, sin que prestara resistencia, y le trasladaron al cuartel de Tavernes. En cuanto a la mujer, comprobaron que necesitaba asistencia sanitaria debido al estado de ansiedad y a las erosiones en el labio y en el cuero cabelludo. Una vez recibida la asistencia, se quedó en su domicilio.
Esa misma mañana del 31 de diciembre la víctima presentó la pertinente denuncia y prestó declaración ante el juez. Y el agresor ingresó en el centro penitenciario de Picassent.
Desde la Guardia Civil destacaron la labor de los efectivos que participaron en la operación y su rapidez, ya que en el momento de la llamada se encontraban en otra actuación. Los agentes de la Benemérita estaban deteniendo a una persona por un supuesto delito contra la seguridad del tráfico en Xeraco, tras identificar a un conductor que se había dado a la fuga y que carecía de permiso de conducir.
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