La primera escuela de la Safor llegó a Oliva de la mano de Gregori Maians y cumple 250 años

El erudito Gregori Maians i Siscar fue el encargado de abrir en 1759 en Oliva la primera Aula de Gramática y Latinidad de la Safor. Este gesto marcó un antes y un después. Ahora, en 2019, se han cumplido 250 años de la puesta en marcha de este centro educativo, que supuso la llegada a la Safor del concepto educativo moderno, un sistema abierto al pueblo y destinado a erradicar la ignorancia entre los hombres y las mujeres, siguiendo las tesis de la Ilustración.

Maians demostró con este gesto ser una hombre fiel a sus convicciones. El estudioso de Oliva era una persona cultivada, poseía una biblioteca con más de 5.000 volúmenes y dominaba diferentes áreas del conocimiento. Era jurista, historiador, lingüista y escribió sobre múltiples temas. Fue sin duda, el mayor representante de la primera etapa de la Ilustración Española, en los años del Reformismo Borbónico.

De hecho, su vasto conocimiento le valió para granjearse apoyos en la Corte de Carlos III y obtener la autorización para ubicar en Oliva su Aula Gramatical. La Ciudad Condal fue, por tanto, la primera localidad de la Safor del XVIII en tener un centro de este tipo, en un momento donde la educación estaba reservada para unos pocos y el acceso a las universidades era para las familias con más recursos.

Todo ello sin que Oliva fuera cabeza de partido. Ahí se ve que el peso de Maians en la España del mitad del XVIII era notable. Es cierto que al Aula Gramatical accedían también familias con posibles, pero sirvió para allanar el acceso al resto de población en décadas sucesivas y sobre todo para implantar en la Safor algo así como el «germen de la educación moderna», como precisó el edil de Cultura, Música, Museos y Patrimonio Artístico de Oliva, Julio Llorca.

El edil de Compromís relató la importancia de este centro en la historia de la ciudad: «Se trata de un sencillo edificio, adosado al antiguo Palau Comtal, original del siglo XVIII, que continuó su usó como escuela hasta mediados del XX». Hoy esta sala ubicada entre las calles Aula y Ducs d'Osuna se emplea como sede de la Associació Cultural Centelles i Riusech Oliva, una entidad que vela por la recuperación del patrimonio histórico y cultural de la ciudad mediante trabajos y publicaciones.

Llorca destacó la personalidad de Maians: «Nació en Oliva en 1699. Fue un erudito, jurista, historiador y lingüista valenciano. Nacido en el seno de una familia austriacista, sufrió en sus propias carnes las consecuencias de la victoria borbónica».

«Por esta razón fue tratado de traidor, viéndose relegado en muchas ocasiones a puestos menores, aunque al final de su vida logro ser 'Alcalde de Casa y Corte' en 1766, uno de los cargos de confianza del monarca», agregó Llorca, quien matizó que este puesto también suponía ser juez del lugar donde estaba ubicada la Corte.

Estableció contacto epistolar con la intelectualidad europea, canalizando las ideas de estos, en los intelectuales de la península. «Poseía una biblioteca de más de 5000 volúmenes y de entre sus iniciativas destaca el impulso a la enseñanza en Oliva con la apertura del Aula de Gramática y Latinidad», añadió.

El erudito olivense impulsó desde este edificio la enseñanza, como «uno de los pilares fundamentales de la Ilustración, movimiento que se caracterizó por el resurgir del humanismo que llevó a bautizar el siglo XVIII como el de las 'luces' o el de la 'razón'».

La Ilustración se nutrió filosóficamente de varios movimientos y corrientes del pensamiento, empezando por el pensamiento moderno del siglo XVII: Antropocentrismo, Racionalismo, Empirismo o Universalismo, entre otros indicó Llorca.

Los pensadores de la Ilustración sostenían que el conocimiento humano podía combatir la ignorancia, la superstición y la tiranía para construir un mundo mejor. «La Ilustración tuvo una gran influencia en aspectos científicos, económicos, como muestra la llegada a Oliva de un aula gramatical».

Este tipo de pensamiento se expandió en la burguesía y en una parte de la aristocracia, a través de nuevos medios de publicación y reuniones, «realizadas en casa de gente adinerada, de aristócratas, o esta Aula Mayansiana, en las que participaban intelectuales y políticos para exponer y debatir acerca de ciencia, filosofía, política o literatura».