Ó. DE LA DUEÑA
Gandia
Miércoles, 30 de marzo 2022, 15:39
Los viajeros de las líneas de Cercanías de Valencia tienen asumido que moverse por la provincia con este sistema de transporte público supone llegar tarde allá a dónde vayan. «En tren llegamos tarde siempre», han explicado Sonia Flores y Charo Mayo, de 46 y 68 años, que viajan a la capital de forma periódica. «Venimos una vez por semana y sólo con un viaje notamos todas las carencias de Cercanías», han precisado estas vecinas de Gandia.
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Todos los usuarios consultados este miércoles en dos viajes, uno de ida y otro de vuelta en la Línea 1, tienen la misma percepción de Cercanías. Los viajes son caros, las frecuencias de los trenes son insuficientes y todos ellos dicen sufrir de forma frecuente las consecuencias de la suspensión de algún viaje. De hecho, Flores y Mayo han indicado que siempre toman el mismo tren para ir a Valencia y para regresar a Gandia: “Hay semanas que si no se anula el de las 8.55 en Gandia se suspende otro a medio día, que es cuando regresamos a la Safor”, han añadido.
Los viajes siempre “llegan con demora”. En el que viajaron este miércoles estas mujeres de Gandia llegó a las 10.01 horas: “Son seis minutos tarde de lo que estaba previsto y esto hace que perdamos otras conexiones que tenemos programadas”. De hecho, el tren ni tan solo paró en el anden donde estaba anunciado. Se esperaba a las 9.55 en el andén 6 y llegó a las 10.06 al andén 8. “Tenemos que coger ahora la línea a Castellón, para parar en La Fe, llegaremos tarde como nos ocurre siempre”, han precisado.
Tanto estas viajeras como otros usuarios consultados conocen la situación que atraviesa Cercanías y el plan Centinela para velar por el buen servicio de la red, pero han indicado que desde enero hasta ahora “no se han percibido mejoras”. Vicent Melis es un joven estudiante de psicología que acude a Valencia a diario. Con 20 años coge el tren cada mañana: “Llego tarde a clases e incluso a exámenes, al final tienes que viajar coger varios trenes de antelación si quieres estar en un punto de Valencia a una hora determinada”.
El chaval de Gandia ha añadido que el sistema “hace aguas” por todos los lados: “Ni en el mes de marzo han tenido el detalle de aumentar las frecuencias de los trenes, en pleno mes de Fallas. Durante las primeras semanas del mes los trenes iban tabicados de gente, daba apuro viajar con tanta gente en los vagones aunque llevaran mascarilla”. Melis ha afirmado que es “posible que se haya habilitado algún tren de refuerzo”, pero en las horas que él ha viajado para ir a Valencia y regresar a la Safor “no se han visto”.
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Los precios son para este estudiante otra de las grande injusticias de Renfe: “No te pueden cobrar unos doce euros por ir un día a Valencia y volver, así no se fomenta el transporte público. Es normal que la gente acabe optando por buscar alternativas”. El joven ha dicho que utiliza el bono mensual y que le parece “muy mal” que este 31 de marzo se acabe el descuento del 35% que aplicaron Renfe y Adif ante la “mala calidad del servicio”. “Esto no mejora, tendrían que cobrar la mitad exacta. Además suelen estar sucios los vagones y las ventanas, además de los baños, es necesario más periodicidad en el mantenimiento”, ha sentenciado.
Las opiniones son todas parecidas sobre el servicio. Elizabeth Delgado sale de Ròtova cinco veces al mes para coger la Línea 1 en Gandia. “No hay semana que no tenga alguna incidencia. Cuando no suspenden el tren, se para en Xeraco media hora y llegas tarde y en otras ocasiones el que tengo previsto tomar para regresar a Gandia lo suspenden. Lo tengo más que asumido”, ha precisado esta esteticista de 45 años. Los precios de los billetes le parecen un “abuso”. “Es cierto que todo sube, pero no se pueden cobrar estas tarifas por un viaje en su servicio público. Ahora todo lo aumentan por la guerra y siempre pagamos las consecuencias los mismos”.
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La masificación de los coches es otro de los aspectos que molesta a los usuarios. “Cuando sales de Valencia no puedes casi ni respirar del agobio”, ha indicado Delgado. Mario Vago es un joven de 18 años que viaja a Valencia para acudir a la universidad, donde estudia Matemáticas: “Tengo más complicaciones de cabeza para coger un tren que en clase de álgebra”. “Cada vez hay menos trenes, lo que había de refuerzo a primera hora o por la tarde ya no salen o yo no los encuentro. Si se anula un tren esto genera que los viajes de después vayan más llenos. Viajamos muy apretados cuando. Esto no es sano”, ha concluido.
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