MANUEL GARCÍA
Lunes, 22 de septiembre 2014, 00:15
El Meló d'Or de Ontinyent se ha convertido en los últimos años en una pieza codiciada entre los aficionados a la buena mesa. Esta tendencia se ha acentuado en esta campaña a causa de la sequía. La falta de lluvia ha traído consigo una menor producción, apenas 7.000 kilos, como aspecto negativo. Sin embargo, la otra cara de la moneda habla de la potenciación del sabor y las propiedades de una fruta que destaca por la calidad que le da un controlado proceso de producción, proceso regulado por un protocolo impulsado desde el ayuntamiento de Ontinyent.
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La cooperativa vinícola onteniente es la encargada de comercializarlos en exclusiva y ha visto cómo, habitualmente se dice, se los han quitado de las manos.
El concejal de Agricultura, Fran Quesada, destacaba, en la que es la tercera campaña de distribución de la fruta, la importancia de este protocolo, «que es lo que permite regular cómo se debe cultivar el Melón de Oro de Ontinyent para conservar su esencia y características propias, y que es requisito indispensable para obtener el sello que lo identifica como tal. Sólo los melones con el sello registrado de Meló d'Or de Ontinyent dan la garantía de ser auténticos», incidía.
Quesada explicaba que la cifra de productores ha aumentado de siete a nueve y también siguen contando cada vez con más tiendas y establecimientos hosteleros adheridos al proyecto, «siempre en una expansión controlada, porque perseguimos una producción justa y digna, demostrando la sociedad que se pueden crear puestos de trabajo en el sector agrario respetando los parámetros de la filosofía del Bien Común», destacaba el concejal. De este modo, se ha establecido un precio mínimo de venta al público de 1,40 euros el kilo, de los cuales 80 céntimos son directamente para los productores.
El concejal recordaba que la única distribuidora en exclusividad del producto es la cooperativa agrícola de Ontinyent, desde la que se están repartiendo a los diversos establecimientos los melones que este año, además de consumirse al natural, volverán a llegar a las mesas en forma de helados, platos elaborados, y este año además en forma de batidos y de nuevos productos de repostería: «Es un producto que el año pasado ya llamó la atención de importantes restauradores de toda España, y que este año seguimos proyectando al exterior con la inestimable ayuda de la Cooperativa y su sección hortofrutícola», destacaba Fran Quesada.
En concreto, el Meló d'Or ha contado con peticiones de reconocidos chefs como Carme Ruscalleda del Restaurante Sant Pau de Barcelona (con tres estrellas de la Guía Michelín) o Bernd Knoller, del restauramos Riff de Valencia, que tuvieron ocasión de comprobar las características propias del melón: carne compacta, dulce y blanca, con un equilibrado contenido en azúcares.
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