Daniel roldán
Viernes, 2 de enero 2015, 20:06
Parece claro que los vikingos fueron los primeros en arribar en América. Para todos menos para Recep Tayyip Erdogan, quien no hace mucho afirmó con contundencia que los musulmanes fueron los aventajados en llegar a las ignotas tierras. El presidente de Turquía aseguró que los navegantes musulmanes del siglo XII, que eran unos titanes en la materia, llegaron los primeros. Es más, según Erdogan, lo que se encontró Cristóbal Colón en Cuba fue una mezquita en lo alto de la colina. Erdogan aparte, sí que parece más que evidente que alguien pisó tierra americana antes que el marino genovés, aunque éste fue el primero en volver a casa y contarlo con pelos y señales, además de traer pruebas físicas y materiales de los nuevos territorios.
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Los vikingos, fueron los vikingos, aunque sus coetáneos no se enteraron porque o bien se quedaron en las tierras, o bien regresaron y los tomaron por locos o bien porque simplemente la tradición oral se llevó sus palabras. Sea como fuere, no ha sido hasta siglos después cuando se han podido determinar que estos incansables viajeros arribaron en el Nuevo Mundo. El último descubrimiento es una pequeña vasija hallada en la isla de Baffin. Allí, en el Ártico canadiense, el equipo de investigadores del doctor Moreau Maxwell, de la Universidad de Michigan State, dio con este objeto hace ya cinco décadas. Pero nadie se había puesto a investigar de forma detenida qué minúsculos restos manchaban, a golpe de microscopio, la vasija. Hasta que el equipo de la Universidad de Aberdeen (Escocia) y de la Geological Survey de Canada-Ottawa dirigido por la doctora Patricia Sutherland se puso manos a la obra y encontró restos de bronce, según el estudio publicado en la revista Geoarchaeology. El descubrimiento, en esta zona donde es raro que el termómetro supere los cinco grados, confirma que hubo un pequeño asentamiento vikingo, ya que los pueblos indígenas de América del Norte no practicaban esta metalurgia entre los siglos X y XI.
Los investigadores consideran que esta vasija la usaban para fundir bronce que luego se modelaba en herramientas o en adornos. «Crisoles pequeños con planta circular y bases planas o cónicas han sido recuperados de los sitios medievales tempranos en las islas británicas, incluyendo una muestra de piedra de Garranes en Irlanda», aseguran los investigadores, que también mostraron su sorpresa por encontrar bronce, ya que en Escandinavia, la patria chica de los vikingos, es más fácil dar con objetos hechos con latón.
Por lo tanto, el misterio de la presencia vikinga en Norteamérica continúa. «Añade más intriga», comenta el estudio. Ahora habrá que saber hasta dónde pudieron hacerlo los hombres del norte de Europa. Si avanzaron más allá de Nanook, el lugar a orillas del estrecho de Hudson -que separa la isla de Baffin del continente- donde se encontró la vasija, es todo un misterio. Si hubo un gran poblado, es otro enigma que los detectives de lo antiguo deberán resolver.
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