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antonio paniagua
Martes, 3 de febrero 2015, 11:53
Priscilla Sitienei quizá sea la escolar más longeva del mundo. A sus 90 años, esta mujer ha decidido aprender a leer y escribir, pero no en soledad, sino en compañía, en una clase del pueblo de Ndalat (Kenia) adonde también acuden seis de sus bisnietos.
Gogo (abuela en el idioma kalenjin), como es conocida por sus compañeros, está acostumbrada a la vecindad de los críos. No en balde, los trajo al mundo durante sesenta y cinco años, cuando desempeñaba el oficio de partera.
"A veces me encuentro con niños y adolescentes que no van a la escuela y cuando les pregunto por qué, me dicen, soy mayor. Por eso quiero mostrarles que si yo puedo, ellos también", asegura a la BBC esta estudiante, que aprovecha cualquier oportunidad para instruir a los niños con sabios consejos.
A la sombra benigna de los árboles, la abuela de la clase relata a los niños historias y el significado de costumbres ancestrales. Pese a que aventaja en ochenta años a sus compañeros de pupitre, a algunos de los cuales trajo al mundo como comadrona, Priscila Sitienei es todo un ejemplo de perseverancia. Se animó a visitar las aulas porque quería leer por sí sola la Biblia.
Pero su dilatada experiencia de la vida la ha hecho tener ascendiente entre los críos, que la han nombrado su delegada de su clase. A sus colegas de diez años les trasmite las tradiciones de la tribu al tiempo que dirige sus cánticos en el recreo.
Lo más curioso es que Gogo, pese a su avanzada edad, acude a clase con el uniforme de colegio: jersey verde, corbata roja y camisa azul. "Ha motivado mucho a todos los alumnos. Estoy muy orgulloso de ella y de lo que hace", dice el director de la escuela, David Kinjanjui.
La abuela predica los valores de la educación a quien quiera escucharla, especialmente a las niñas, a las que dice que lo que aprendan en clase "será su mayor riqueza". "Veo muchos niños que están perdidos, sin padres, en un círculo vicioso, sin esperanza. Quiero alentarlos a que se animen a estudiar", argumenta.
Otros alumnos veteranos
Hasta ahora, el récord de alumno de primaria más viejo lo retenía otro keniata, Kimani Maruge, que se animó a aprender las cuatro reglas delante de una pizarra a los 84 años, según el libro Guiness. Maruge se convirtió en el icono de Naciones Unidas para propagar en todo el mundo el principio de la educación gratuita y universal.
El veterano estudiante no pudo continuar sus estudios porque cinco años después la muerte vino a visitarle. Para que las cosas queden claras y quede constancia de a quién corresponde lucir el título, los responsables del centro escolar de Ndalat piensan dirigirse al libro Guiness con el fin de que acredite que Sitienei es ahora la estudiante más anciana del orbe.
El empeño de Priscilla Sitienei es loable por cuanto todavía hay en el mundo 781 millones de personas analfabetas en edad adulta, según datos del Instituto de Estadística de la Unesco. De ellas, la mayoría (64%) son mujeres, lo que representa 500 millones de personas.
Cuando la clase se desmanda, Gogo se encarga de imponer orden. Aparte de su interés por conocer de los textos sagrados, en el ánimo de Priscilla Sitienei está el deseo de aleccionar a las niñas en el conocimiento del parto y el uso de plantas medicinales.
Su fama no ha menguado con los años. Aún la visitan mujeres embarazadas, a quienes la abuela alecciona con recomendaciones básicas para alumbrar a sus criaturas en casa sin peligro. "Con la educación se puede ser lo que se quiera, desde médica a piloto", dice.
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