La 'Araña infernal' y los silbatos protagonizan un disparo de lo más original
La capilla del Santo Cáliz, en la Catedral de Valencia.

Romeros del Santo Grial

Preparan una ruta turística desde los Pirineos a Valencia

borja olaizola

Jueves, 19 de febrero 2015, 11:29

Puede que en unos años los peregrinos que atraviesen Somport, el puerto de entrada en España del Camino de Santiago original, se enfrenten a una nueva encrucijada: decidir si enfilan hacia poniente siguiendo la muy transitada ruta jacobea o si ponen rumbo hacia Valencia aventurándose por el Camino del Santo Grial, un recorrido de nueva planta que reproduce el itinerario que siguió hace siglos el Santo Cáliz por tierras peninsulares. La ruta, que está aún en fase de definición, aspira a explotar el enorme tirón que tiene el Santo Grial gracias a su protagonismo en libros y películas. Si la tumba del apóstol Santiago es capaz de llevar todos los años a Galicia a cientos de miles de romeros, ¿por qué no iba a hacer otro tanto una de las reliquias de mayor renombre de la cristiandad?

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Hasta ahora eran muchas las dudas que había en torno a la localización del Santo Grial. Al menos un centenar de copas, cada una con su correspondiente soporte narrativo, se disputaban el honor de ser el recipiente con el que Jesús celebró la Última Cena. En ese batiburrillo convivían teorías disparatadas con hipótesis que tenían cierto respaldo documental. En un terreno tan abonado a la picaresca como el de las reliquias no es extraño que ocurran casos como el del cáliz de Antioquía, una copa de plata depositada en el Metropolitan Museum de Nueva York que el siglo pasado hizo concebir muchas esperanzas a los buscadores del verdadero grial. Una posterior investigación demostró que la pieza era una depurada falsificación realizada en 1910 por un estafador grecochipriota.

La identificación del Santo Cáliz se antojaba por lo tanto tarea espinosa. Entre tantos candidatos había dos que despuntaban: el cáliz de la Catedral de Valencia, avalado por siglos de tradición cristiana, y el de Doña Urraca, conocido también como el grial de León, que tenía a su favor una notable labor de investigación histórica. Sin dejar que la sangre llegase al río, el Vaticano tomó partido y se decantó el pasado septiembre por la reliquia valenciana. Con la declaración de 2015 como Año Santo Jubilar en conmemoración del Santo Cáliz de la Última Cena, un privilegio que se repetirá cada cinco años, la capital valenciana obtuvo la acreditación definitiva de su copa, al tiempo que se situó en el mismo escalafón que Roma o Santiago de Compostela, otras dos ciudades distinguidas con años jubilares.

El pronunciamiento de la Iglesia ha dado alas a un proyecto gestado tiempo atrás por un grupo de aficionados a la naturaleza y el arte: trazar un itinerario que siguiese los pasos del Santo Grial en la península para abrir una nueva vía de peregrinación inspirada en el Camino de Santiago.

La tradición indica que la copa salió de Roma en tiempos de las persecuciones contra los cristianos del emperador Valerio y que fue traída a su Huesca natal por San Lorenzo. El grial permaneció en diferentes ermitas y templos del pirineo oscense para escapar del avance de los musulmanes. Se sabe que estuvo casi tres siglos en el Monasterio de San Juan de la Peña y que luego fue llevado a Zaragoza. Su periplo concluye en Valencia, en cuya Catedral fue depositado como garantía de un préstamo para financiar las campañas militares de Aragón en el Mediterráneo. Dado que el dinero no fue devuelto, el cáliz pasó a formar parte del patrimonio de la seo valenciana el 18 de marzo de 1437.

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Símbolo esotérico

Aunque desde entonces el grial no se ha movido de Valencia, con el tiempo ha ido adquiriendo un creciente protagonismo. De alimentar la imaginación de escritores como Chrétien de Troyes o Thomas Malory, pasó a incorporarse a las óperas de Richard Wagner y más tarde protagonizó taquillazos cinematográficos de la mano de Steven Spielberg (Indiana Jones y la última cruzada) y pelotazos literarios como El código Da Vinci. A todo ello habría que sumar su condición de símbolo del esoterismo en un revoltijo conceptual que lo equipara a la piedra filosofal o a la fuente de la juventud. En fin, que con la ayuda de la ficción el Santo Grial ha pasado a ser uno de los grandes iconos del mundo contemporáneo.

Consciente del fenómeno, la Unión Europea ha puesto en marcha el proyecto Grail (grial en inglés) para trazar una ruta turística inspirada en la leyenda del Santo Cáliz. Un equipo de la Universidad de Zaragoza liderado por la profesora Victoria Sanagustín trabaja en su definición intentando conciliar tradición y cultura. "Queremos poner en valor uno de los grandes símbolos del patrimonio cultural europeo", explica la profesora, que toma como referente las rutas turísticas en Gran Bretaña inspiradas en la leyenda del Rey Arturo. "Tienen un tirón sorprendente", sostiene la docente, que espera que para fin de año esté definido el recorrido del Camino del Santo Grial, que unirá el Pirineo oscense con Valencia.

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Mientras se perfila esa ruta, en la capital del Turia, el Ayuntamiento ya ha preparado una exposición titulada Los caminos del Grial, que se inaugurará en el Almudín el 10 de marzo y se prolongará hasta mediados de junio, una vez se haya celebrado la festividad del Corpus. De momento, ya ha trascendido que la muestra se dividirá en áreas temáticas y exhibirá un facsímil de la reliquia que se venera en la Catedral, al que se sumará otro desmontando en piezas.

Además, exhibirá 14 vasos históricos: desde unas copas de vidrio de los siglos IV y V hasta los vasos utilizados por los arzobispos de la diócesis valentina Melo y Company, incluyendo los cálices de los papas Benedicto XIII, Calixto III o Alejandro VI.

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El primer bloque temático, por ejemplo, explicará el recorrido del vaso sagrado desde Jerusalén a Valencia, con paradas en Roma, Huesca, Pirineos, Zaragoza o Barcelona. Otro apartado se centrará en la evolución histórica del Santo Grial en los tiempos modernos, haciendo hincapié en las repercusiones que tuvo en el arte de la época a partir del Renacimiento y la pintura de los Masip, especialmente Vicente Masip y su hijo, Juan de Juanes. De ambos el visitante podrá contemplar varias obras, entre otros nombres como Ribalta.

La exposición del Almudín también reflejará diversos acontecimientos importantes del Santo Cáliz en Valencia, como los avatares durante la Guerra Civil (estuvo custodiado en la localidad valenciana de Carlet) o las eucaristías celebradas por los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI.

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Otro apartado de la exposición que arrancará el próximo mes se dedicará al culto al Santo Cáliz, destacando el apartado dedicado al Cabildo catedralicio y a la Real Hermandad y a la Cofradía del Santo Cáliz. Ambas mostrarán su estandarte y su banderín, respectivamente, además de insignias, casullas o los estatutos de la Cofradía. Los visitantes también podrán ver el libro de oro de la reliquia que guarda la Catedral.

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