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RAFA MUÑOZ
Miércoles, 25 de febrero 2015, 17:32
Completar un triatlón, y encima en la modalidad olímpica, es un esfuerzo físico y mental para el que no todo el mundo está preparado. Hacerlo padeciendo esclerosis múltiple se antoja casi una hazaña imposible.
Éste es el reto que se ha marcado Raquel López, una valenciana de 39 años que desde hace ocho sufre la llamada enfermedad de las mil caras. No hay un patrón, somos muchos y a cada uno nos afecta de una forma; es bastante desconocida, afecta al sistema nervioso, el cerebro y la médula, explicó Raquel. El último brote que tuve me dejó toda la parte izquierda del cuerpo paralizada, añadió.
Hace unas semanas Raquel fue premiada con una beca de GAES Centros Auditivos por su proyecto Mi reto es tu reto, que consiste en completar el próximo triatlón de Valencia en su modalidad olímpica: 1.500 metros nadando, 40 kilómetros en bici y 10 kilómetros corriendo.
Para ellos, Raquel López se entrena varios días a la semana en el Polideportivo Municipal de Picassent, su pueblo. Tuve que lidiar bastante con mi neuróloga hasta que se dio cuenta de que, a través de la actividad física, mi musculatura estaba mejor, hacía frente mejor a la enfermedad y, sobre todo, que era feliz, explicó tras una de sus sesiones de entrenamiento.
Me fui dando cuenta de que hiciera deporte o no yo me sentía igualmente cansada; lo único que me compensaba la actividad física era que, cuando terminaba, me encontraba satisfecha, aseguró. Me veía de nuevo integrada en la sociedad; compartir horas de piscina con mis primeros compañeros fue algo muy importante para mí; me sentía sana, no enferma, destacó Raquel.
Y es que, en los últimos años, Raquel ha participado en diversas actividades deportivas, subiendo cada vez un poco más el listón. Ha realizado una travesía a nado y ascendió en bicicleta el mítico Mount Ventoux el año 2013. Es una filosofía de vida que he adoptado para poder llevar mejor la enfermedad, porque siempre va a estar conmigo, aseguró.
En esta nueva aventura Raquel no viaja sola. A su lado tiene a su familia y amigos, que le animan a seguir practicando deporte pese a su enfermedad. Mi marido y mis hijas siempre están conmigo, allá donde voy están ellos; tiene que ser duro también para ellos, pero les compensa ver la felicidad que tengo cuando entreno, señaló.
Queda mucho camino, la enfermedad es caprichosa y traicionera, nunca sabes cuándo te va a dar el latigazo, pero espero disfrutar del camino y llegar a la meta, concluyó Raquel López.
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