LAS PROVINCIAS
Miércoles, 4 de marzo 2015, 19:19
Brooke Greenberg ha sido la única persona en el mundo en padecer un extraño síndrome, conocido como 'Síndrome X'. Aún dos años después de su muerte, su historia sigue causando conmoción. Ella era una joven de 20 años pero encerrada en un cuerpo de niña de sólo dos años de vida. Dicha patología consistía en que su crecimiento físico y mental se detuvo a esa edad por causas aún desconocidas.
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«Era una niña muy muy especial y cada día pensamos en ella», dijo su padre, Howard Greenberg, tras su fallecimiento por una afección pulmonar. La familia, que reside en el estado de Maryland, tenía que hacerse cargo de la pequeña a todas horas, ya que se trataba de un bebé. Brooke no aprendió a hablar ni a camninar y era alimentada por un tubo en su estómago para prevenir, así, que la comida se fuera a sus pulmones. «Nos han asegurado que ella era única entre los 6.700 millones de personas de la Tierra», sentenció Howard.
Antes de que el Síndrome X fuera descubierto, le diagnosticaron un tumor cerebral que luego repentinamente desapareció. Pero antes de ello, en sus primeros años de vida, ya experimentó una serie de problemas. En primer lugar, la pequeña tuvo que someterse a varias operaciones de urgencia para tratarle una úlcera en el estómago, luego sufrió un ataque cerebral y posteriormente se sumió en un estado letárgico que le indujo en un sueño de dos semanas. Fue justo el momento en el que le encontraron el tumor, sin embargo, cuando Brooke abrió los ojos tras su inexplicado letargo, los médicos no volvieron a ver rastro del tumor.
Una vez dieron con el Síndrome X que congeló su crecimiento, las numerosas investigaciones no supieron dilucidar la causa de la enfermedad, a pesar de haber sido examinada por reconocidos especialistas de Estados Unidos. Según el Doctor Eric Schadt, director del Instituto Genético del Centro Médico Mount Sinai en Nueva York, Brooke no tenía anormalidades en su sistema endrocrino, ni en sus cromosomas.
Algunos expertos consideran que en su código genético estaba la respuesta a soluciones contra problemas del envejecimiento, como por ejemplo el Parkinson, aunque no consiguieron introducirlo en animales para experimentarlo.
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