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Carta de Cristóbal Colón a su hijo Diego, fechada en Sevilla el 29 de abril de 1498 y que los Alba querían subastar.
Colón no se vende

Colón no se vende

Carlos Fitz James Stuart ya ha anunciado que la Casa de Alba tendrá que subastar parte de su incalculable patrimonio histórico «para conservar el resto»

antonio corbillón

Viernes, 20 de marzo 2015, 13:44

"No, gracias a Dios!". Cayetana de Alba casi se ofendió cuando le preguntaron a finales de 2012, en una de sus últimas apariciones públicas, si había tenido alguna vez la necesidad o tentación de vender piezas de su patrimonio. Sin embargo, un año después el secretario de la Fundación Casa de Alba, Emilio Ramírez Matos, pedía a los responsables de Bellas Artes del Ministerio de Cultura permiso para subastar en la famosa casa Christies de Londres una de las cartas autógrafas de Cristóbal Colón que figuran en la colección. La negativa fue llevada a los tribunales, que han fallado hace unos días a favor del Estado. "La carta tiene un evidente valor. Pertenece al archivo personal del almirante y tiene un aspecto emocional como correspondencia privada del mismo", dicen los magistrados. La resolución deja a la Casa de Alba compuesta y sin los 21 millones de euros que esperaban lograr con la puja.

Goya, Fra Angelico, Tiziano, Rubens, Velázquez, El Greco, Ribera, Chagall y hasta el Picasso que Cayetana de Alba compró el día antes de la muerte del genial pintor malagueño. Además de la mayor acumulación de títulos nobiliarios del país, los expertos consideran que la colección artística de los Fitz-James Martínez de Irujo es la segunda más importante, sólo por detrás de la que guarda la Casa del Rey. Forbes, patrón de cambio de la riqueza mundial, calcula que todas sus posesiones valen unos 3.000 millones de euros. Eso incluye palacios como los de Liria (Madrid), Dueñas (Sevilla), Arbaizena (San Sebastián) o Monterrey (Salamanca), además de sus incontables posesiones repartidas por toda la península.

Pero la fracasada venta del legajo colombino ha puesto el foco sobre la parte menos conocida de ese museo de historia que es la Fundación Casa de Alba. Cerca de la Plaza de España, el palacio de Liria ardió por completo durante la Guerra Civil. Una parte de su fabuloso archivo se quemó, pero el entonces duque Jacobo Fitz-James logró salvar 4.500 documentos en un éxodo que los llevó por los búnkeres del Banco de España o la Embajada de Inglaterra.

Historia viva

Ese material se ubica ahora en la biblioteca de la planta baja de Liria. Destacan tres grandes vitrinas: la de los Estuardo, la de las Biblias -la Biblia de la Casa de Alba, una traducción castellana de principios del siglo XV, encargada por el maestre de Calatrava Luis de Guzmán a un sabio judío- y, sobre todo, la de Colón. «Se podría decir que su conocimiento es inexcusable para entender la vida de Indias», resume José Luis Sampedro Escolar, autor de La Casa de Alba. Mil años de historia y de leyendas. Se trata de 21 documentos que incluyen ocho cartas: la única a Diego Colón, el hijo del descubridor -emparentado con los Alba tras su boda con una sobrina del duque-, es la que no han podido vender ahora. Allí también está la lista de marineros de la primera expedición, documentos de otros conquistadores como Pizarro o Legazpi e incluso el testamento de Fernando el Católico.

Pero destaca el primer mapa dibujado por el conquistador cuando decidió circundar la isla La Española. Ese trazo personal "es una forma muy emotiva y en primera persona de vivir la conquista de América. Sólo espero que se mantengan siempre unidos", resumió Pablo Melendo al presentar como comisario la exposición El legado de la Casa de Alba, que se celebró en el Palacio de Cibeles en 2013.

La decisión de los jueces ha tranquilizado a los historiadores españoles. "Junto a los archivos de Simancas y de Indias y la Biblioteca Colombina (Sevilla) son imprescindibles. Da pena que se intente vender parte de la gesta del personaje español más importante de la historia", lamenta el investigador Gabriel Verd, defensor de la teoría del Colón mallorquín. "Incalculable" es la palabra en la que se excusan los expertos al catalogar el valor de esta vitrina. Ahora se añade el sello oficial de "invendible". Pero este conflicto no soluciona los problemas de liquidez de la Casa de Alba, que lamenta «no tener ayuda pública» para mantener sus tesoros. Hace dos años el Estado no les puso reparos a la venta de un baño art decó en la misma Christies. Sacaron 6.129.500 euros. Aun así "los recursos a corto plazo son insuficientes", alegaban sus gestores en esta última petición de venta. La situación hace preguntarse a los expertos por el futuro de esta cosecha de 500 años de arte. "Es grave. El esfuerzo de conservación de los Alba ha tenido un mérito que podría estar perdiéndose", se teme el historiador José Luis Sampedro. De todas formas, Carlos Fitz James Stuart, duque de Huéscar y máximo responsable de la fundación, ha restado relevancia al revés judicial: "No tiene importancia, si no podemos vender esto, será otra cosa. Para conservar todo, hace falta dinero. Se le ha dado importancia a este asunto porque se trata de esta casa".

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