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La fundadora del club de 'malasmadres', Laura Baena, con una de las camisetas que comercializa desde la web y en más de 20 tiendas. :: marta jara

'Malasmadres'

«Yo era la mejor madre antes de ser madre», recuerda la creadora del club, que ya tiene casi 20.000 socias. «No llegamos a todo. Ni tenemos superpoderes ni los queremos. Y no por eso amamos menos a nuestros hijos»

DANIEL VIDAL

Sábado, 13 de junio 2015, 21:48

No saben hacer croquetas. O se les queman. Alguna vez han olvidado recoger a sus hijos en el colegio o meter las lonchas de embutido en los bocadillos de la merienda; compran los disfraces de la fiesta escolar en el chino y se dan cuenta de que los niños no viajan en la parte trasera del coche después de ir escuchando durante media hora el CD del 'cantajuegos'. A las 'malasmadres' se les duerme el bebé en la mesa mientras wasapean y solo reaccionan cuando la criatura empieza a resbalarse por la silla. Sumergen al nene en la bañera con zapatillas o con los pañales y no es raro que metan el móvil en la nevera. O la mantequilla al bolso.

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Luego, claro, llegan las quejas: «Mami, eres un poco insensible». Esta frase demoledora, disparada por un pequeño anónimo en estas o peores circunstancias, llegó a ser el lema de cabecera del club de 'malasmadres' en Facebook, una «comunidad emocional» que nació como una forma de desahogarse y que ya supera los 80.000 seguidores (también hay hombres) en poco más de un año de vida. Y mil más que se suman cada semana para seguir «desdramatizando la maternidad», cuenta su creadora, Laura Baena.

Todas estas mamás, que van «como locas» en su vida diaria, buscan lo mismo en esta página tronchante y con grandes dosis de ironía (www.clubdemalasmadres.com): «Liberarse de la presión social y familiar que nos exige convertirnos en la madre perfecta, llegar a todo, ser una 'superwoman'. Ni tenemos superpoderes, ni queremos tenerlos», aclara Baena. «Compartir estas experiencias tiene un efecto sanador», revela la psicóloga y sexóloga Diana Sánchez: «Las madres pueden expresarse libremente sin sentirse juzgadas por ello. Verte reflejada en un espejo ayuda a ser más comprensiva contigo misma, aceptando que somos humanas, que estamos limitadas y que hacemos las cosas lo mejor que sabemos, o al menos eso intentamos. El efecto psicológico es muy positivo, muy liberador», ilustra. «Mal de muchos, consuelo de tontos», traduce con humor la 'malamadre' cartagenera Paloma Jaudenes, de 37 años, con cuatro hijos que cuidar, dueña de una tienda de ropa y una de las casi 20.000 socias inscritas en el club: «Hay veces que me siento realmente una mala madre, me siento muy mal. Como el día que me olvidé de ir a recoger a mi hija de clase y me fui llorando desde mi casa hasta el colegio. O saber que llevo más de un mes sin utilizar la vitrocerámica. O de repente darme cuenta de que no hay ni un triste rollo de papel higiénico en toda la casa porque no hemos ido a la compra... Y que el 'buenpadre' me traiga de urgencia de la gasolinera unos pañuelos mentolados. Y todo esto, mientras la gente me sigue diciendo que hay que pasar menos tiempo trabajando y más tiempo con los hijos...». Pero Paloma hace 'clic' en la web y el sentimiento de culpa y hasta el dolor de pies se esfuma con la primera risotada: «Me muero de la risa porque me siento muy identificada. Veo que hay madres iguales o peores que yo y, de verdad, me siento en paz». Como dice Laura Baena, «no es lo mismo que se le quemen las croquetas a una que se le quemen a 80.000».

Con la teta fuera

En este 'consultorio', la carcajada es la mejor medicina: «Salir de casa y darme cuenta, gracias al espejo del ascensor, de que tengo una teta colgando fuera de la camiseta», escribe una lactante. «Lo malo es cuando no tienes espejo y después de diez minutos hablando con el vecino te das cuenta de que llevas la teta fuera...», responde otra con humor.

Laura Baena, malagueña, madre de dos niñas (la segunda solo tiene tres meses), era creativa publicitaria en una agencia cuando se quedó embarazada de su primera hija. «Yo era la mejor madre antes de ser madre. Me imaginaba como Bree, de 'Mujeres Desesperadas', aprendiendo por arte de magia a coser, a hacer pasteles, con paciencia infinita... Pero con el embarazo ya me di cuenta de que esto no era un cuento de hadas, que no era tan bonito como nos lo habían pintado». El germen del club de 'malasmadres' brotó con fuerza al incorporarse al trabajo después de la baja por maternidad: «Empecé a luchar por conciliar mi vida laboral y familiar, pero no tardé mucho en advertir que eso de la conciliación era un cuento chino. Llegaba tarde a todos lados, estaba desbordada. Me sentía mala madre».

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Como cuenta la propia Laura Baena en el blog, la Bree de 'Mujeres Desesperadas' se convirtió en «una loca sin peinar, que pone salchichas de paquete por las noches y se deja morir en el sofá antes de la una de la madrugada, con suerte, mientras espera a que acabe la lavadora nocturna». Afortunadamente, siempre hay un gesto de cariño de los 'buenoshijos', o el apoyo del 'buenpadre' y los 'buenosabuelos', y el respaldo de las 'buenasamigas'. Así, escrito todo junto. Marca de la casa del club de 'malasmadres'. Como el término 'malamadrear': «Dícese de esa actividad una vez a la semana (por lo menos), que toda 'malamadre' necesita para oxigenar su mente, sentirse de nuevo persona y echar de menos a los 'buenoshijos' y al 'buenpadre' (si lo hay). Condición indispensable: que dure al menos una hora y que tenga lugar a una distancia mínima de 10 kilómetros del hogar familiar».

En el libro escrito por la propia Baena, 'Soy buena malamadre' (Editorial Ludwig), que ya va por la segunda edición, se recogen muchas de las reflexiones que las miles de seguidoras cuelgan en la web. Sobre despistes monumentales, sobre mentiras piadosas que se cuentan a los hijos o sobre la última vez que, por ejemplo, disfrutaron de un momento íntimo con el 'buenpadre'. «¿Cuándo fue la última vez que te depilaste las dos piernas, que te leíste un libro, que dormiste, que fuiste al cine, al baño sola...?», se preguntan en el blog. «¿Al baño sola? ¡Una utopía!».

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Besos en vez de mantitas

Según la encuesta realizada este año entre 4.399 suscriptoras del blog, las mujeres que trabajan disponen de 54 minutos después de cuidar de los hijos y atender las tareas domésticas. «Y a veces ni eso», protesta Baena. Ella dejó la agencia para dedicarse en exclusiva a «la mejor idea» que podía haber tenido como creativa. En teoría, tiene suerte. Más de la mitad de las 'malasmadres' que se ganan la vida por cuenta ajena han tenido experiencias negativas desencadenadas por su maternidad (51%) y ocho de cada diez asegura tener dificultades para conciliar. Por eso, Laura Baena no se olvida del principal objetivo del club: «Propiciar un cambio social. Ese modelo de madre tradicional, que se quedaba en casa para cuidar de los hijos y se ocupaba de tenerlo todo perfecto, choca con la realidad de las madres actuales, que hace tiempo que trabajan fuera del hogar». Y recuerda: «Tu hijo no te va a agradecer la mantita que le hiciste a mano para el colegio, sino los besos que le has dado todos los días. Somos madres, pero no queremos perder nuestra identidad como mujer. Y no por eso amamos menos a nuestros hijos».

Un sentimiento que comparten todas las socias de este club. Su 'kriptonita', reconocen, es un «te quiero mucho, mami». Y quizá, por eso, una de las camisetas más vendidas en las tiendas del club de 'malasmadres' (online y físicas) es una para niños en la que se puede leer: «Mi mamá no sabe hacer croquetas, pero todas las noches me lleva a la luna». Y algunas noches, contadas noches, después se van de fiesta. Este fin de semana se celebra en Madrid la segunda edición de 'La Party', que el club organiza con el principal objetivo de 'malamadrear'. Baena lo deja claro. No están invitados ni los 'buenoshijos' ni los 'buenospadres'. Por supuesto, que no esperen levantados a las 'malasmadres'.

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