Mareas vivas

Bieito Romero y su grupo folk Luar na Lubre han puesto tantas veces la banda sonora a su tierra, al otoño, al viento, a las hojas de los viejos robles, que la conversación sobre las mareas brota con facilidad: "Algunos lugares viven situaciones insostenibles. Los resultados electorales responden a un hartazgo de lo convencional y del engaño. Los partidos tradicionales no responden al sentir de la gente, que se agarra a algo que parece factible. Aunque no va a ser fácil, vienen años de acuerdos... pero es un paso que se puede traducir en algo interesante para las próximas elecciones autonómicas".

Las mareas han hecho historia en Galicia. La diferencia con el resto del Estado es que aquí las candidaturas ciudadanas han entrado en todas las corporaciones urbanas. Le han arrebatado al PP los gobiernos de A Coruña, Santiago y Ferrol, pero además han conseguido tres concejales en Vigo, otros tres en Ourense y Lugo, y dos en Pontevedra. Incluso en algunas localidades medianas como Noia (A Coruña) tienen representación, fulminando el poder urbano del partido de Alberto Núñez Feijoo, que ha anunciado congreso extraordinario.

Estas plataformas han crecido los últimos meses en paralelo a Podemos, aunque luego Pablo Iglesias les ha dado su bendición. En ellas convergen colectivos sociales y culturales, ciudadanos sin carné de partido y militantes de formaciones clásicas y emergentes. Gente castigada por la crisis, profesionales y funcionarios, la inmensa mayoría de izquierdas, nacionalistas y no nacionalistas, entre los 30 y los 50 años, unidos por ese hartazgo que entona Bieito Romero. Es uno de los músicos más reconocidos en esta esquina del Atlántico y aún se frota los ojos con lo que ha pasado en A Coruña, su ciudad durante 40 años. Xulio Ferreiro, magistrado y profesor de derecho, y su plancha de desconocidos -una socióloga feminista, un arquitecto, una abogada, un escritor cinematográfico-, dirigen este Ayuntamiento desde hace una semana. "No pensé en ningún momento que pudieran salir. Y creo que ellos, tampoco. Es una ciudad muy particular, donde el alcalde socialista más de derechas que ha habido jamás, Paco Vázquez, desarrolló un localismo exacerbado, una manera muy particular de entender Galicia", refresca Romero.

Gaitas y lágrimas

La de A Coruña se llama Marea Atlántica y "es la más espontánea, la más fresca", subraya el periodista Xan Carballa, porque la integran activistas sociales y profesionales sin pasado político que han recogido el poso del 15-M y Nunca Máis. Aunque se cocinó a fuego lento casi durante un año en reuniones donde participaron más de 30 asociaciones. El pasado sábado, con la plaza de María Pita a rebosar, al son de las gaitas y entre lágrimas de algunos concejales y muchos vecinos, Ferreiro anunciaba "un nuevo tiempo. Este Ayuntamiento deja de ser un coto personal y el patio trasero de los señores de la desigualdad para convertirse en una herramienta al servicio de las personas". Sus diez ediles, cinco mujeres y cinco hombres, se han comprometido a no ganar más de 40.000 euros brutos anuales.

En Santiago había tanto fango -en plena legislatura el gobierno local del PP tuvo que dimitir en bloque por sus problemas en los tribunales y estrenó tres alcaldes en tres años, ahogados por los casos de corrupción- que la marea ha subido también con fuerza, aunque de manera menos improvisada, «más de laboratorio», califica Carballa.

Compostela Aberta ha sido la lista más votada en la capital, donde gobernaban los populares con mayoría absoluta. Su nuevo regidor, Martiño Noriega, ese médico de familia que usa gorra y sonrisa afable, sabe lo que son las instituciones: fue alcalde de un municipio limítrofe a la ciudad, Teo -donde apareció muerta la niña Asunta-, y es coportavoz de Anova, el partido de los nacionalistas de Xosé Manuel Beiras, que en 2012 se alió con IU en AGE y tradujo el voto indignado en nueve diputados. Fue el primer paso de las mareas de hoy. "En cualquier caso, el 70% de los integrantes de Compostela Aberta no tiene adscripción política y de 10 concejales solo yo tengo experiencia institucional", puntualiza Noriega, con voz un poco apagada por el tsunami de esta semana.

- ¿Superado?

- Pues sí, estamos un poco desbordados. Entre el aterrizaje, la expectación generada, la presión mediática y el trabajo por hacer... ufff, las jornadas son de ocho de la mañana a once de la noche.

Sus principales concejales son una consultora de gestión económica y patrimonial, un arquitecto que fue decano del colegio oficial de Galicia y un licenciado en Geografía e Historia, presidente de la Asociación Española de Investigación para la Paz. En su programa electoral, comparte con el resto de las mareas impulsar las prestaciones a los más castigados, tolerancia cero con la corrupción, proteger el comercio local -en Santiago van a frenar la apertura de tiendas de souvenirs- o cuadrar los presupuestos con la participación vecinal. También prometen austeridad en sueldos, boato y coches oficiales.

En Ferrol, con 4.000 empleos perdidos y 700 comercios cerrados en los últimos cinco años, especialmente duros para los astilleros, donde comía buena parte de la ciudad, estos gestos quizás sean más necesarios que en cualquier otro lugar. Jorge Suárez, alcalde por Ferrol en Común, la marea donde pesa más el motor de los partidos, sobre todo de IU, Anova y Podemos, llega andando a su nuevo trabajo.

- En casa tenemos un coche, así que mi compañera y yo salimos juntos, y yo me bajo a medio camino. A mí no me abren las puertas ni me hacen el café. Estamos mirando si regalamos el coche oficial a entidades sociales o lo tenemos que vender antes y donar luego el dinero.

- ¿Cuál es la particularidad de la marea ferrolana?

- Ferrol dijo basta a muchas cosas, vivimos una emergencia social, con grandes inauguraciones y el gasto social por el suelo, con farolas nuevas y grandes aceras y una degradación absoluta de las viviendas... Ferrol en Común nació tres meses antes de las elecciones pero venía madurándose desde las organizaciones de IU, Anova y Podemos.

Suárez, funcionario de justicia, se reconoce militante de IU, pero sus concejales no tienen carné. Es gente como un director de colegio, "cansado de ver a niños que solo comen una vez al día", o el jefe de psicología del hospital de Ferrol, "que ha tratado de todo en estos años tan duros".

Detrás del éxito de las mareas hay mucho descontento, desesperación, pero también "una ruptura generacional muy importante", reflexiona el escritor Suso de Toro. No son solo fotos donde la indignación y la emoción sustituyen a las corbatas y los cochazos: "Es una generación urbana que no se siente heredera de lo anterior, que ha enganchado mediáticamente con el banderín de Podemos y el fenómeno político de la Sexta. Aquí la televisión gallega la ven los jubilados. Lo más interesante, quizás, sea lo que se juega ya para el futuro, la posibilidad de que se aglutinen mareas, partidos de izquierdas y nacionalistas para conseguir por primera vez en la historia un grupo propio en el Congreso de los Diputados. Galicia tiene que existir políticamente, pero no va a ser fácil".

El nacionalista Xavier Vence, portavoz nacional de BNG, que tras sucesivas sangrías "se ha consolidado" como tercera fuerza de la comunidad con 30 alcaldías y 12 ó 15 gobiernos de coalición, de alguna manera envidia la capacidad de estos nuevos movimientos para "generar ilusión en un amplio sector de población de que podían derrotar al PP. Ni al PSOE ni al BNG nos han visto capaces de ello". Su partido optó por quedarse fuera de las candidaturas populares en las municipales, pero ahora ha reculado y lanzado una propuesta para formular una plancha gallega, de amplio espectro, que pueda aunar a todas las fuerzas nacionalistas, a la izquierda, a los emergentes y a las mareas, "renunciando a nuestras siglas". Galicia se prepara para un nuevo golpe de mar.