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Tiene 48 años, vive en pareja y no tiene hijos.
María Núñez, la juez anti-Alaya

María Núñez, la juez anti-Alaya

A la nueva magistrada de los ERE le gusta la puntualidad, ama el campo y el esquí y no tiene 'trolley' «ni el fondo de armario» de su predecesora. Pero también es de armas tomar

laia gonzález-santiago

Martes, 30 de junio 2015, 21:38

Nada más llegar a su juzgado, en la segunda planta del vetusto edificio del Prado de San Sebastián, en Sevilla, María Núñez Bolaños saludó a los periodistas y permitió a las cámaras tomar un mudo de su despacho, en el que hasta entonces solo habían entrado imputados. Los colegas de tribunales, una fuerte hermandad forjada por las muchas horas de guardia a la puerta del juzgado número 6, no se lo creían. La anterior ocupante de la plaza, la hermética y distante Mercedes Alaya, jamás les dirigió la palabra. Ni siquiera pasó nunca un solo escrito o un auto al gabinete de prensa. Tampoco cumplió su horario. De hecho, el día del relevo María Núñez estaba en la puerta de acceso antes de las 8 de la mañana, cuando ni había abierto la sede judicial. Alaya llegó al mediodía.

Ambas despacharon apenas quince minutos. El detalle ya es un indicio de lo que muchos aguardan: un choque de trenes entre la magistrada más mediática del momento, ahora elevada a la Audiencia Provincial, y la juez natural que llega "con ilusión y ganas", pero que parece igual de rocosa que su predecesora. Alaya, de 52 años, se marcha voluntariamente, pero quería quedarse con todas las causas de los ERE. Núñez ya le ha parado los pies, revocándole un auto. Se ve que no es de las que se arrugan.

¿Pero quién es esta magistrada de 48 años que acaba de desembarcar en este avispero sevillano sobre el que miran todos los ojos de la política andaluza y buena parte de los de Génova y Ferraz?

De ella se sabe que ama el campo, que es aficionada al esquí y que le apasiona viajar. Es muy puntual, llega en moto al juzgado y no utiliza trolley, el carrito que popularizó Alaya cada vez que salía en televisión entrando a su juzgado. Quienes conocen a esta manchega de cuna (nació en Talavera de la Reina), pero sevillana de adopción cuentan que es una mujer de fuerte carácter, curtida en las salas de instrucción de pueblo, en las que ejerció durante diez años antes de pasar a los juzgados de Familia. En la localidad sevillana de Carmona le tocó lidiar con narcos que se hicieron millonarios con el tráfico de heroína en el llamado triángulo de los Alcores.

A diferencia de su antecesora es "muy puntual", "muy organizada" y preocupada por tener su trabajo al día. Con Núñez no habrá esas sesiones maratonianas de tomas de declaración de imputados como las que montaba Alaya. Nadie olvida la madrugada del lunes de pescaíto, como se llama al primer día de la Feria de Sevilla, donde las familias se reúnen para celebrar la primera gran cena en las casetas, cuando mandó a la cárcel ya casi al amanecer al exconsejero Antonio Fernández. Hubo abogados que pedían entre bromas un justificante: sus mujeres no se creían que estuvieran en el juzgado enfrascados con el caso de los ERE a horas intempestivas.

De Núñez dicen que "tiene horario de albañil" y que no se queda por las noches ni toma declaración de madrugada, aunque se sabe que se lleva trabajo a casa. Allí le espera su actual pareja, el psiquiatra y médico forense, Julio Antonio Guija, que fue el primer director del Instituto de Medicina Legal de Andalucía. Con ellos viven los dos hijos de un anterior matrimonio de él. Residen en una cómoda urbanización de los alrededores de la capital, en el Aljarafe sevillano.

Feriante y conciliadora

Amiga de la feria, del flamenco y de la vida de las casetas, ya ha asegurado que "lo del pescaíto no volverá a pasar", que "las noches de feria son para la feria". También su estilo es diferente: vaqueros, ropa sencilla, moderna, informal. Nada de paseíllos con modelito. "No tengo tanto fondo de armario", ha comentado. La consideran una jueza muy formada y preocupada por actualizar sus conocimientos. Se la ve con frecuencia como ponente o asistente en jornadas sobre temas de familia o cursos y conferencias que abordan las relaciones profesionales entre jueces, abogados y psicólogos. Tiene don de palabra y de gente, es cordial, simpática, cercana y en el juzgado de familia, en el que ha permanecido once años antes de dar el salto al despacho que ha ocupado Alaya los últimos quince, se ha distinguido por buscar el acuerdo entre las partes.

Pertenece a la moderada asociación judicial Francisco de Vitoria y no está vinculada a ninguno de los grandes partidos. Frente a quienes la han tachado de "amiga de Llera", el consejero de Justicia del Gobierno andaluz, los jueces consultados rechazan que haya otra cosa que un conocimiento mutuo, normal si se tiene en cuenta que Emilio de Llera es uno de los 89 fiscales de Sevilla y Núñez pertenece a un colectivo de 115 jueces.

El nuevo estilo de Núñez pasa igualmente por evitar la notoriedad. A ella le ha tocado emitir sentencias mediáticas, como la custodia compartida del hijo que Kiko Rivera tiene con su exnovia, Jessica Bueno, y otra socialmente muy relevante sobre la custodia en una separación de lesbianas. Nunca quiso protagonismo, a pesar de los jugosos casos que se ven en los juzgados de familia.

Subrayan sus compañeros que es una gran defensora de la custodia compartida. En su juzgado la describen como una magistrada resolutiva y a la que le gusta instar a las partes a llegar a acuerdos antes que a prolongar los conflictos. También se ha distinguido por su defensa de la protección de los derechos de las personas con discapacidad. Con estos amistosos antecedentes, hasta los periodistas confían en recibir por una vez información directa de los casos que tiene entre manos. "Contará hasta donde puede contar".

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