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La Film Symphony Orchestra interpreta la banda sononora de 'Regreso al futuro' al tiempo que se proyecta la película.
Concierto para orquesta y palomitas

Concierto para orquesta y palomitas

Varias sinfónicas españolas se han especializado en interpretar las bandas sonoras de filmes inolvidables

Rafa rodrigo

Jueves, 3 de septiembre 2015, 21:40

Es imposible imaginar Lawrence de Arabia sin los acordes majestuosos de Maurice Jarre o ver la La Guerra de las Galaxias sin tararear su mítica banda sonora. Melodías que todo el mundo conoce, en ocasiones aún más famosas que las cintas a las que acompañan. La música de cine ha sido un género a menudo menospreciado por orquestas y directores, pero hoy muchos profesionales han encontrado en él la alternativa para acercar la música clásica al gran público, y así romper con la indiferencia y el sopor que tienen las orquestas de concierto. Para muchos jóvenes músicos de tanto talento como escasez de oportunidades, se ha convertido incluso en una forma de encauzar y dar rienda suelta a su pasión.

"Nosotros no cobramos nada, hacemos esto por amor al arte". Noé Lázaro es gerente e integrante de la Joven Orquesta de Bandas Sonoras, con sede en Zaragoza. Se trata de una formación que surge de la pasión compartida de un grupo de motivados músicos jóvenes aficionados al cine. "Éramos fans y, hasta hace poco, la única orquesta en España que se dedicaba a tocar exclusivamente bandas sonoras", desvela el artista. El mérito es tremendo. Un grupo de 80 cinéfilos cuya edad no suele pasar de los 25 años, que salen adelante como pueden y casi sin ensayar. Varían su repertorio entero dos veces al año, a excepción de dos o tres obras que forman el buque insignia de sus actuaciones. Cada compás de las piezas que ambientan la Tierra Media durante las más de nueve horas de la trilogía El Señor de los Anillos está grabado a fuego en sus memorias. Con esta banda sonora se animaron a arrancar un proyecto destinado a "dar a conocer la música clásica a un público diferente al habitual", como explica Lázaro.

Conseguir la partitura de una banda sonora no es tan fácil como teclear una búsqueda en Google. "Llevo tiempo detrás de Avatar, pero no logro ver cómo podríamos tocarla", se lamenta el músico. A menudo cuesta encontrar el material, las notas y el compás que debe seguir cada instrumento. "Intentamos tocar siempre la versión original -explica Lázaro-, pero encontrar las partituras correctas para 80 personas es prácticamente imposible". Además, están obligados a comprar los derechos de la obra a la SGAE, que "se cerciora siempre de que cada vez que la interpretemos paguemos lo correspondiente", detalla Lázaro.

Clásicas por derecho propio

Sin embargo, existen partituras nacidas al amparo del séptimo arte que ocupan un lugar privilegiado dentro de la música clásica. Las magistrales bandas sonoras de Alexander Nevsky e Iván el Terrible, compuestas por el genial Prokófiev, se convirtieron en piezas de concierto por méritos propios. "La música de Bernard Herrmann tiene tanta calidad que cualquier orquesta profesional podría tocarla como una pieza más". Borja Pujol, director técnico de la BOS, defiende la estrecha relación entre la música y la gran pantalla. Algunas sinfónicas profesionales echan mano regularmente del repertorio cinematográfico, o colaboran en proyectos vinculados al séptimo arte. Es el caso de la orquesta bilbaína, que recientemente interpretó Bond and Beyond: 50 años del agente 007, todo un homenaje a las grandes piezas y canciones que daban carácter a cada película del héroe creado por Ian Fleming.

A la hora de trabajar con música de cine, todo cambia. La formación vizcaína también ha tocado en directo la banda sonora de Blancanieves, compuesta por el galardonado músico barcelonés Alfonso Villalonga para la película del bilbaíno Pablo Berger. enumera los aspectos que, a la hora de interpretar y dirigir, diferencian la música de cine de la clásica al uso. "A veces los músicos tienen que escuchar un metrónomo a través de un pinganillo, y el sistema de ensayos es diferente", revela. Los proyectos fílmicos abarcan todo tipo de presupuestos, y en ocasiones los cineastas no se pueden permitir contratar más que un puñado de instrumentos. "Cuando esto sucede -prosigue el músico-, se graba con unos pocos artistas y luego se duplica el sonido. Son truquillos". En el momento de crear una banda sonora, las orquestas repiten pequeños fragmentos de escasos minutos durante media hora. A continuación se graba esa pieza y se repite el proceso, normalmente a las órdenes del arreglista o la persona que ha compuesto la partitura. La composición de la orquesta también puede salirse del concepto tradicional, pues a la hora de ambientar una película hay hueco para cualquier instrumento. "Hemos tocado con ukelele, acordeón, sierras musicales", narra.

El futuro, en directo

No es lo mismo escuchar los acordes que acompañaban a Mel Gibson y sus guerreros en Braveheart desde el sofá de casa, por mucho que se invierta en sonido envolvente, que ante una orquesta de 90 profesionales. Con esta idea, Constantino Martínez Orts creó la Film Symphony Orchestra. A través de un concepto empresarial innovador en el mundo de las orquestas, hoy llenan plazas de toros tocando clásicos como las bandas sonoras de Lo que el viento se llevó o la grandiosa Ben Hur, del 16 veces nominado al Oscar Miklos Rozsa. "Buscamos tocar las versiones originales de las bandas sonoras de la forma más fidedigna posible, como sonaban en las pelis que todos recordamos", expone el director. En su repertorio también figuran grandes éxitos más recientes, destinados a despertar el interés de un público más joven y cuya atención es tan intensa como volátil. Sin problema. Las melodías de Piratas del Caribe y la popular serie Juego de Tronos hacen las delicias de cualquier amante del cine, sin importar su edad.

Tocar la banda sonora de una película también ofrece ciertas posibilidades de cara al espectáculo que la música clásica normal no abarca. Con motivo del 30 aniversario de Regreso al futuro, la mítica cinta de Robert Zemeckis sufrió un arreglo especial que retiró la banda sonora de la bobina original, preservando sólo los diálogos y efectos de sonido. Constantino Martínez tuvo el honor de dirigir a su orquesta para Universal Pictures el pasado mes de junio en el palacio de Vista Alegre de Madrid, en un espectáculo sin precedentes en España en el que la partitura de Alan Silvestri se interpretó en directo, de forma simultánea a las imágenes proyectadas en dos grandes pantallas. Gracias a una sincronización perfecta, los espectadores vivieron una experiencia única al escuchar en directo los acordes que sonaban en el delorean que llevaba a Marty McFly y Doc a través del tiempo. No es sencillo. "Yo tengo que seguir la película, doy la entrada a los músicos e intento que cada uno toque lo que tiene que tocar, como lo tiene que tocar y cuando lo tiene que tocar", resume el director de la FSO. Si las cosas se hacen bien, las bandas sonoras pueden ser un buen vehículo para dar a conocer los clásicos del cine y, con suerte, despertar una pasión por la música clásica cada vez más difícil de encontrar.

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