F. APAOLAZA
Viernes, 25 de septiembre 2015, 20:58
Mantas para salvar el glaciar
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El glaciar del Ródano, en el que nace el río del mismo nombre, en los Alpes, retrocede como la niebla cuando salta el viento. El hielo corre montaña arriba y en los últimos 120 años ha perdido un kilómetro y medio de longitud. El fenómeno puede resultar una ruina para el cantón suizo de Valais. El deshielo está a punto de borrar del mapa la cueva excavada en el glaciar que data de 1870 y que es una de las principales atracciones turísticas de la zona.
Para evitar lo inevitable, los vecinos han sacrificado la estética del lugar y han cubierto el glaciar montaña arriba con mantas que mitiguen el calor y conserven la temperatura del lugar. Los científicos han calculado que este método, por básico que parezca, reduce en un 70% los efectos del calor.
Todos saben que el hielo terminará por irse tarde o temprano, dado el cambio en las temperaturas. Se calcula que cada día de calor, el glaciar reduce su grosor en diez centímetros. A final de este siglo, solo quedará un 10% del hielo.
El almacén de agua que se seca
Los glaciares no solo están ahí para que los turistas les hagan fotos. Los científicos recuerdan que ejercen un papel de moderador entre la humedad del invierno y el verano, cuando liberan progresivamente el agua que da caudal a los ríos durante el estío. El deshielo en los Alpes es un problema serio para la hidrografía del continente. A corto plazo prevén inundaciones y a partir de la mitad de siglo, sequías y ríos secos.
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