ISABEL IBAÑEZ
Viernes, 2 de octubre 2015, 20:56
Los más famosos son los burros malagueños de Mijas, donde por diez euros te dan un paseo de un cuarto de hora por el centro, todo muy guiri. Medio centenar de asnos esperan amarrados a que lleguen las remesas de turistas. Aliviados de vez en cuando del calor y del olor a orines gracias a un certero mangueado, rebuznan todos a la vez como si rieran cuando a alguno se le escapa un pedo. Algo menos conocidos son los burros de Juanino, que por ocho euros te ofrece una cabalgada de una hora a lomos de Federico, Rodrigo, Pepito... para ver la inolvidable puesta de sol en Vejer de la Frontera (Cádiz)."Los burros tienen reputación por su terquedad, pero se debe a la mala interpretación de su instinto de conservación, altamente desarrollado. Son inteligentes, cautelosos, amistosos, juguetones e interesados en aprender", dice Juanino sobre estos animales que conoce tan bien. El asturiano Aníbal Linares, 27 años, comparte su opinión. Le llaman El Patillas aunque se las afeitó hace tiempo, y trabaja con burros, aunque en una disciplina más bien desconocida para el gran público: las carreras. En España hay un calendario que cuenta con un centenar de citas. Y su entrenada escudería se impone en todas las competiciones que le pongan por delante. "En lo que llevamos de año, he estado en 76, y las he ganado todas. Y si no montaba yo, eran burros míos. Aún me quedan unos diez encuentros antes de que acabe la temporada".
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La cosa de las carreras de burros va bastante en serio, aunque sin llegar al nivel de Italia. Allí están a la altura de las de los caballos; Aníbal las conoce bien, ha corrido más de una prueba italiana con sus animales. Y acaba de firmar un contrato con un equipo (allí se llaman contradas) para correr tres años. "Es muy diferente, más profesional y mueve a mucha gente, hay carreras que reúnen a 25.000 personas. Los burros deben estar castrados y hacen controles antidoping. Te encierran dos días antes de la carrera en el hotel para que nadie te ofrezca dinero por perder, algo habitual allí, un poco mafioso todo. Un equipo te paga 3.000 euros por participar en la carrera y viene otro y te tienta con 10.000 para que te dejes ganar, aunque a mí no me ha pasado".
BURROS DE CAMPEONATO
Aníbal Linares tiene 24 burros para las carreras, aunque los ganadores son 'Rocky III', 'Casildo' y 'Africano'. No los vende, pero podrían llegar a valer 60.000 euros. Se gasta al mes 1.000 euros en pienso, vitaminas, veterinario... Los ducha todos los días, en invierno con agua caliente, y les aplica jabón con biotina.
Estas carreras están a la altura de las de los caballos, con premios que superan los 3.000. Las apuestas y el tongo son habituales.
El 12 de julio, el jinete asturiano estuvo en Ollolai, en Cerdeña, donde casi todo está permitido durante el minuto aproximado que dura la carrera, a toda velocidad: puñetazos, patadas, empujones al contrincante... Incluso llueven botellas de cerveza sobre los jinetes. Esto no es lo habitual, claro, y estas citas están sometidas a estrictos controles, como la del Palio de Micci, una de las más importantes. En España todo es más amateur, más naíf, aunque algunas competiciones congreguen a miles de personas, como en Ayamonte (Huelva), con los aficionados subidos a los tejados, o en las localidades gallegas de Padrón y Escairón. La de Areta (Álava) es para Aníbal "la más exigente, con sus cinco kilómetros".
El Patillas siempre ha estado ligado al mundo de los caballos, como sus tíos y sus abuelos, a la compraventa, la doma, las carreras... Pero, hace unos años, una yegua (tiene finca en Vibaño, Llanes, con caballos, burros y vacas para carne) se paró de manos, le tiró contra una ventana y casi se mata por culpa del cristal -le atravesó desde el recto hasta la tripa y de poco se desangra, incluso estuvo en coma-. Al recuperarse decidió centrar esfuerzos en los asnos.
Un crío de 11 años
Tiene veintiocho animales para carreras, aunque solo ocho o diez entrenan a diario, corriendo 20 kilómetros, y son dos o tres los que presenta a cada encuentro. Hay también hembras y las crías aún jóvenes para ser domadas. "Deben empezar con 5 años, y el método es el mismo que con los caballos, pero los burros son más listos. Les enseño el trote, el galope, a girar...". Suele comprar sus animales (de razas cruzadas) en la zona norte, País Vasco, Cantabria, Galicia... y también en Huelva. El precio va desde los 2.000 euros hasta los 5.000. "Si ganan cuatro carreras enseguida lo has amortizado. En Italia me darían hasta 60.000 por mi Rocky III, pero no los vendo por nada".
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Porque lo ganan todo. Y cuando no gana Aníbal lo hacen sus burros, montados también por su hermana Lourdes y por un jinete más que joven: Igotz Bilbao, un crío de 11 años de la localidad vizcaína de Urduliz que corre en estas carreras desde que tenía 4 años, cuando se llevó la primera. Conoció a Aníbal como adversario, pero se fueron haciendo buenos amigos y ahora se consideran "medio hermanos". El Patillas vendió un ejemplar al padre de Igotz, Juanjo Bilbao, pero el asno bautizado como Niño enfermó en mayo de neumonía y de momento Aníbal se lleva a Igotz por toda España montando sus burros. "Quiere a mi hijo como si fuera de la familia, por eso estoy tan tranquilo cuando le lleva con él a las carreras", dice Juanjo, que también tuvo su momento en el pasado a lomos de estos bólidos.
«Me gustan los burros desde que era muy pequeño -cuenta Igotz, que corre con casco y protecciones por todo el cuerpo-. Son muy majos, cariñosos. El primero que me compró mi padre fue Txipi. Conocí a Aníbal de rival, pero ahora estamos en el mismo equipo. ¡Aunque espero volver a competir contra él!». De momento, el chaval ha ganado 24 carreras este año, entre ellas las de Tricio (La Rioja) y Escairón (Lugo). "Me gustaría seguir corriendo con los burros y de mayor ser herrador".
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Sobre el maltrato
Un buen burro alcanza los 50 kilómetros por hora (un caballo llega a los 70). "Mi Casildo se ha puesto en 53", presume Aníbal. "Y si están bien entrenados corren solos. Como mucho, llevas un periódico enrollado en la mano para animarle a correr, aunque yo prefiero ir solo con las riendas". Llegado este punto, habrá que hablar de maltrato. Está denunciada por colectivos animalistas la carrera de burros de las fiestas de la Blanca de Vitoria, donde los animales no corren si no es a base de tirones y empujones. Al parecer, ni animales ni jinetes tienen la preparación necesaria, como apunta Juanjo Bilbao, el padre de Igotz: "El caso de Vitoria no tiene nada que ver, eso no es ni carrera, es una pachanga entre cuadrillas, gente que no entrena, ni ellos ni sus burros. En las carreras de verdad no hay maltrato, todo lo contrario. Otra cosa es que le pegues una paliza, pero solo llevas un periódico o nada, los burros corren solos. Y nos gastamos mucho dinero en prepararles bien, darles de comer, las vitaminas, el veterinario... para que esta gente hable de maltrato. Que vengan a mi casa. Aquí antes había más carreras, pero con la presión se han ido quitando. Y tiene que haber más. Que creen un reglamento si quieren".
Aníbal recuerda que dos animalistas intentaron detener la carrera organizada este año en Tanos (Torrelavega, Cantabria), "pero vino el Seprona y como no vio maltrato, se celebró; los animales estaban bien, sin heridas, limpios, bien alimentados. Yo he escrito en el Facebook de las dos chicas que salieron en los periódicos hablando de maltrato, y las he invitado a que vengan a mi casa a ver a los burros, el entrenamiento, la calidad de vida que tienen... Pero no me contestan. Los que están peor son esos burros abandonados en un prado, sin cuidado alguno". ¿Acaso no es cierto que les meten guindillas por el trasero para que corran más? "Eso podía ser cosa de antes, como cuando llegabas a un pueblo y en medio de la carrera te salía un tío con una vara para pegar a los animales. Eso lo he visto yo hace años, pero ahora no. tra cosa es el dopaje para que corran más, algo que en España no se controla y debería hacerse".
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Aníbal vive volcado en sus burros: "No me puedo ir de fiesta, ni a cenar fuera... Las mujeres se asustan un poco de mi dedicación. Pero no quiero líos. Me ha costado mucho llegar hasta aquí".
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