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andrés jiménez
Martes, 17 de noviembre 2015, 21:24
Un magnate hongkonés ha querido dar una alegría a su hija y le ha regalado un diamante que le ha costado un pico. Joseph Lau, que así se llama el multimillonario, ha soltado un 48,3 millones de dólares (44,8 millones de euros) por la joya, un precio asequible si se tiene en cuenta que un diamante es para siempre. La piedra preciosa es de 12,03 quilates y ha sido bautizado con el nombre de Luna azul de Josephine, en homenaje a su hija, que es todo un cielo. La pequeña tiene siete sólo siete años. Mientras otras niñas a su edad coleccionan cromos, ella hace lo mismo solo que con gemas.
La casa Sothebys, especializada en subastas estratosféricas, bebe los vientos por el empresario. Un día antes el potentado chino había adquirido otro diamante, esta vez rosa, por 26,4 millones de euros, lo que demuestra que el chino tiene mucho cash. El hongkonés llamó en esta ocasión a su diamante Sweet Josephine, para no confundirlo con el otro.
Con la compra de Luna azul -nada que ver con los apaches- el inversor inmobiliario se convierte en el comprador más rumboso de diamantes. Tiene en su poder el mineral más caro del mundo engarzado en un anillo. Por cada quilate se han pagado cuatro millones de dólares.
Joseph Lau es un hombre que ha amasado una fortuna en el sector del ladrillo y maneja el dinero a punta de pala. Sus ingresos le permiten comprar todo lo que se mueve, desde piezas de arte a exquisitas botella de vino, pasando por voluntades. De hecho ha sido condenado por estafa, pues su nombre apareció involucrado en un escándalo de sobornos en Macao. El juez le impuso una pena de cinco años de años de cárcel. Sin embargo no pisó la trena porque entre Hong Kong y la antigua colonia portuguesa no existe convenio de extradición. Si lo hubiese habido su celda no estaría decorada con calendarios de Playboy. Porque lo que de verdad arrebata al magnate es la pintura, cuanto más colorida mejor. No en balde es el propietario de uno de los famosos retratos que hizo Andy Warhol de Mao Zedong, por el que desembolsó 17,4 millones de dólares, y del famosísimo cuadro Te Poipoi, de Paul Gauguin, una pieza que le costó 39,2 millones de dólares. Como se ve, donde Lau pone el ojo golpea la maza. No hay subasta de la que no salga con las manos vacías.
Por algo es el hombre más rico de Hong Kong y el 114 del mundo, según la revista Forbes, que le atribuye una cartera rebosante. La publicación calcula que su patrimonio -antes de pasar por las joyerías- ronda los 9.800 millones de dólares.
Este año un anillo con un rubí que perteneció a la reina María José de Bélgica, cuyo valor se cifraba entre seis y nuevo millones de dólares, no halló comprador. Todo lo contrario de lo que sucedió con dos joyas que puso a a la venta el actor Sean Connery. El anterior récord mundial para un diamante vendido en una subasta fue batido por el Graff Pink (de 24,78 quilates), rematado en noviembre de 2010 por 46,2 millones de dólares.
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