Borrar
Urgente Tormentas de lluvia y granizo descargan sobre Valencia: Previsión de Aemet para las próximas horas
Niñas y adolescentes que han conseguido escapar de las garras de Boko Haram, en la ciudad nigeriana de Chibok. :: afp
Niñas bomba

Niñas bomba

Los yihadistas nigerianos utilizan crías para cometer atentados suicidas. La psicosis es tal que Camerún ha prohibido el velo integral

GERARDO ELORRIAGA

Miércoles, 3 de febrero 2016, 21:43

Boko Haram quiso acabar 2015 con una peculiar demostración de fuerza, posiblemente para contrarrestar los triunfalistas informaciones del gobierno nigeriano que la declaraban derrotada y en proceso de descomposición. La milicia yihadista lanzó una espectacular ofensiva a lo largo del último fin de semana de diciembre contra la ciudad de Maiduguri, con más de un millón de habitantes. Durante un par de días, la capital del estado de Borno se vio sacudida por una ola de explosiones en mercados y mezquitas que ocasionaron cerca del centenar de víctimas mortales. Quince kamikazes se inmolaron en diferentes puntos del centro urbano y el ejército reconoció que otros diez individuos fueron abatidos antes de que pudieran activar las cargas explosivas que portaban. No eran aguerridos milicianos: la mayoría de los suicidas eran jóvenes muchachas, algunas menores de quince años.

La utilización de niñas para cometer atentados se ha vuelto una práctica habitual para la formación. La ONG Girl-Child Rights Awareness Initiative in Africa ha denunciado el sacrificio de decenas de menores, sobre todo tras la reconquista de los territorios en manos de los radicales. La banda, que se hace llamar ahora el Estado Islámico de África Occidental, ha regresado a la estrategia de los atentados indiscriminados y nadie mejor que las pequeñas para infiltrarse en lugares abarrotados burlando las medidas de seguridad. El uso del hijab en una tierra de mayoría musulmana permite ocultar los explosivos y hacerlos detonar cuando resultan más devastadores.

Los niños ya han sido vendidos, abusados sexualmente y utilizados como escudos humanos o portadores de bombas en Irak y Afganistán, pero en Nigeria se han convertido en un recurso frecuente. A lo largo de los últimos meses, la frecuencia de los ataques ha sido semanal y entre los más graves se encuentra el que tuvo lugar cuando los policías intentaron que una pequeña de unos 10 años pasara por un control de metales antes de acceder al recinto ferial. Ella se resistió y la detonación de su carga mató a veinte personas en el acto.

El empleo de menores o muchachas de apariencia ingenua ha generado una intensa psicosis en la zona de expansión de los rebeldes. La vecina Camerún, también afectada por el fenómeno, ha prohibido el uso del velo integral y la conducción de motocicletas tras la caída de la noche, cuando los comandos asaltan las aldeas, asesinando indiscriminadamente e incendiando las viviendas.

El drama de las menores suicidas evidencia otro aún de mayores dimensiones y que afecta a toda la población infantil y, sobre todo, a las niñas. La primera potencia africana, uno de los grandes exportadores de petróleo, mantiene elevados índices de pobreza, sobre todo en el norte, donde el 75% de la población sobrevive en la miseria. El territorio septentrional, además, posee el mayor índice de desescolarización del planeta, con más del 70% de adultos analfabetos. Tan sólo el 58% de las jóvenes entre 15 y 24 años es capaz de leer y escribir, y menos del 3% accede a la enseñanza secundaria.

Madres a los 15

El futuro de las nuevas generaciones es sumamente incierto. La guerra contra Boko Haram provocó la paralización del sistema educativo y cientos de miles de desplazados que no han vuelto a sus hogares. En paralelo a la insuficiente oferta pública, existe una red de escuelas coránicas que atrae a niños de toda la región, aunque también existen críticas sobre el destino de estos pequeños ya que, a menudo, costean los gastos de su enseñanza con el ejercicio de la mendicidad.

Existen varias hipótesis en torno a esta provisión de kamikazes. Algunas sugieren que no son conscientes de su misión sin retorno, incluso que han sido traficadas. En el norte de Nigeria, las muchachas nunca han sido dueñas de su destino, aunque no fuera tan fatal como el que ahora les espera. El 70% contrae matrimonio antes de los 15 años y se convierte en esposa y madre, confinada al hogar, la tierra y el trabajo doméstico, ajena al mundo que le rodea.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

lasprovincias Niñas bomba