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Tarsicio Bertone, otrora todopoderoso cardenal italiano. :: alessandro bianchi/reuters
Bertone completa su parábola

Bertone completa su parábola

El cardenal italiano pasa de ser uno de los hombres más poderosos de la Iglesia a estar cerca de ser procesado por el escándalo de su lujosa vivienda

DARÍO MENOR

Miércoles, 6 de abril 2016, 21:23

Tarcisio Bertone empezó a entender que había caído en desgracia el día de su 80 cumpleaños. Aquel 2 de diciembre de 2014 le llegaron menos regalos y cartas de felicitación de las que esperaba. Habían dejado de escribirle incluso algunos de sus hombres de confianza. Los personajes que le profesaron lealtad y adulación constante durante los siete años en los que, como secretario de Estado, fue la persona con más poder de la Iglesia católica después de Benedicto XVI, se olvidaban ahora de él. Los tiempos habían cambiado con la llegada de Francisco al solio pontificio y los 'bertonianos', antes miembros orgullosos del club más poderoso a la sombra de la cúpula de San Pedro, ahora trataban de hacerse pasar por 'bergoglianos'.

Este cardenal espigado, que fue arzobispo de Génova antes de que Joseph Ratzinger le confiara las llaves de la Curia romana en 2006, ha protagonizado desde entonces una perfecta parábola que, con un poco de mala suerte, puede acabar situándole en el banquillo de los acusados. Sucedido por Pietro Parolin al frente de la Secretaría de Estado en octubre de 2013, Bertone empezó a entrar en barrena con el estallido, el pasado noviembre, del llamado 'caso Vatileaks 2'. Aunque ya se sabía que había realizado una carísima reforma en la vivienda en la que pasó a vivir tras dejar el Palacio Apostólico, los documentos que aportó 'Avaricia', el libro del periodista Emiliano Fittipaldi, desvelaron que una parte de las obras la pagó la fundación del hospital Bambino Gesù, propiedad del Vaticano y, en teoría, destinada a ayudar a los niños enfermos.

El obispo 'arrocero'

  • SUS RELACIONES

  • Nacido cerca de Turín en 1934, Tarcisio Bertone sintió desde joven la vocación de hacerse salesiano. La primera diócesis de la que se hizo cargo fue Vercelli, una zona arrocera. En aquella época se ganó la simpatía del resto de obispos italianos enviándoles kilos y kilos de arroz.

  • Fue llamado a la Curia romana en 1995 para trabajar al lado de Joseph Ratzinger. En 2002 Juan Pablo II le nombró arzobispo de Génova. Ratzinger, ya Papa, se acordó de su amigo y lo eligió secretario de Estado. Abandonó el cargo en 2013.

Aunque el cardenal aseguró que aquellos desembolsos se realizaron sin que él lo supiera, al tribunal vaticano no debió de convencerle la explicación, pues esta semana se supo que está investigando a dos antiguos dirigentes del hospital, uno de ellos designado para el cargo por Bertone. Habrá que ver si él también acaba siendo procesado, aunque para eso haga falta la aquiescencia del Papa. Tendría que ser juzgado por la Signatura Apostólica, la Corte Suprema vaticana. De momento, el ex secretario de Estado se defiende proclamando su inocencia y asegurando que hay 30 cardenales con pisos más grandes que el suyo.

'Soy de Bertone'

La decisión está ahora en manos de Jorge Mario Bergoglio, quien salió elegido como obispo de Roma precisamente en el cónclave organizado por Bertone. Con la entrada en vigor de la renuncia de Ratzinger el 28 de febrero de 2013, el hoy repudiado cardenal se convirtió durante unos días en la figura más poderosa de la Iglesia. Con el inicio del período conocido como 'sede vacante', dejó de ser secretario de Estado pero continuó como Camarlengo, por lo que le tocó llevar el timón de la barca de San Pedro durante los 13 días que pasaron hasta la elección de Bergoglio.

Durante el cónclave llevó, al menos inicialmente, la voz cantante, pues hizo las veces de decano del Colegio Cardenalicio porque quien ejercía esa responsabilidad, el italiano Angelo Sodano, tenía más de 80 años y, por tanto, no podía entrar en la Capilla Sixtina.

Aunque probablemente en pocos momentos se haya sentido tan solo como ahora, durante su época en la cumbre Bertone fue muy amigo de sus amigos, especialmente de sus hermanos salesianos. De hecho, durante su período en el poder el nepotismo en el que caía a la hora de elegir a otros miembros de su congregación para que ocuparan cargos en la Santa Sede motivó un chascarrillo en el Vaticano.

Fueron tantos los salesianos nombrados en aquella época, que comenzó a decirse en tono de broma que la sigla SDB (Salesianos Don Bosco) que llevaban al final de su nombre había perdido su sentido original para significar: 'Soy de Bertone'. Aquel nepotismo sonrojaba a los propios salesianos y les daba aún más argumentos a quienes le criticaban por considerarle un incompetente en la dirección de la Secretaría de Estado, donde nunca le perdonaron que no hubiera pasado por la carrera diplomática.

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