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Victoria con Amelia, su bebé, poco después de dar a luz en la carretera. :: castilla-la mancha tv
El bebe que nació y murió en la misma carretera sólo dos semanas después

El bebe que nació y murió en la misma carretera sólo dos semanas después

«Una vida tan corta duele», dice el médico que atendió el parto

J. V. MUÑOZ-LACUNA

Viernes, 8 de abril 2016, 20:34

La CM-4000, una carretera autonómica que atraviesa la provincia de Toledo, ha marcado la corta vida de la pequeña Amelia. El pasado 13 de marzo vio la luz por primera vez en esta vía secundaria, a la altura del pueblo de Montearagón, cuando sus padres, Vasile y Victoria, ambos rumanos, se dirigían a toda prisa al hospital Nuestra Señora del Prado de Talavera de la Reina, porque el parto se había adelantado. Sólo dieciséis días después, el 29 de marzo, Amelia moría en un accidente de tráfico cuando viajaba con su madre y otro familiar por esta misma carretera, en el término municipal de Cebolla.

Amelia era una niña «muy guapa». Así la recuerda el doctor Ricardo Juárez, coordinador del servicio de Urgencias del hospital de Talavera que atendió a la recién nacida y a su madre, Victoria Samiri, de 40 años, en las mismas puertas del centro sanitario, instantes después de que diera a luz. «Nos avisaron del 112 para decirnos que venía una mujer de parto y la atendimos en la rampa de Urgencias, en el coche de su marido, que había puesto la calefacción a tope con buen criterio para evitar el frío». Así relata el episodio del nacimiento de Amelia este médico con más de treinta años de experiencia. «Atendimos a las dos en el asiento de al lado del conductor. Después, una enfermera pasó al bebé a Pediatría aunque la primera impresión es que estaba magnífica. Cuando todo acabó, el padre me dio un fuerte abrazo que le salió del corazón. Era una niña preciosa y me sorprendió que venía impecable y sin ninguna deformidad», rememora el doctor Juárez teniendo en cuenta el accidentado alumbramiento en la carretera.

«La emoción de recibir una nueva vida es muy satisfactoria para todos, no sólo para los padres», confiesa este galeno de Urgencias, que se ha visto en la misma situación de asistir un parto a las puertas del hospital en media docena de ocasiones.

Dieciséis días más tarde de aquella buena noticia llegó el terrible mazazo que nadie esperaba. Juárez y su equipo, que ayudaron a Amelia a venir al mundo -pesó dos kilos y 890 gramos-, están tan abatidos como los vecinos de Malpica de Tajo (Toledo), donde la familia de la pequeña se gana la vida pastoreando rebaños de ovejas. Hay quien piensa que médicos y enfermeros se acaban acostumbrando a convivir con el dolor y la muerte. Puede ser, pero jamás cuando el cadáver es de un bebé. «No se olvida. Cuesta asimilarlo... una vida tan corta duele».

En Malpica de Tajo -famosa por su impresionante castillo- sus dos mil pobladores lloran la extremadamente prematura muerte de Amelia, su vecina más pequeña. Sus padres viven en una finca situada a tres kilómetros del casco urbano. Trabajan de pastores junto a otros compatriotas rumanos y están plenamente integrados en la vida del pueblo. «Estamos consternados y a disposición de la familia», dice el alcalde, Juan Carlos Flores. «Lo que ha pasado es una tragedia. Estamos viviendo unos días muy tristes porque la niña nació hace unos días en unas circunstancias espectaculares y ahora ha perdido la vida», añade Rosa García, la teniente de alcalde.

Un stop en un fatídico cruce

Quien no pudo acudir al multitudinario entierro de Amelia el pasado miércoles en el cementerio municipal de Talavera fue su madre, Victoria, que sigue grave en la UCI del hospital Virgen de la Salud de Toledo con politraumatismos por todo el cuerpo. El día del accidente viajaba en el asiento del copiloto de un monovolumen conducido por una familiar de 55 años, también rumana, que se recupera en su casa de las heridas sufridas, menos graves que las de Victoria. Regresaban de vacunar a Amelia en el centro de salud de Cebolla. Camino de su casa, en un cruce de la CM-4000, un camión embistió el coche. «Se ha saltado una señal de stop y me lo he llevado por delante. Yo la pité porque la había visto un kilómetro antes y venía pitándola pero al metro de llegar se metió», declaró el camionero a los pocos minutos del accidente, cuando el fatídico cruce se llenaba de ambulancias y vehículos de la Guardia Civil.

Las investigaciones se centran en dos aspectos: determinar si la conductora no respetó el stop y aclarar si Amelia viajaba en la sillita homologada de bebés o bien, como así parece, la llevaba su madre en brazos sin el cinturón abrochado.

Amelia, que era la cuarta hija de Victoria y Vasile, se hizo famosa nada más nacer porque los medios de comunicación locales se hicieron eco de su llegada al mundo en un coche convertido en improvisado paritorio a las puertas del hospital. La madre, con una abierta sonrisa, no tuvo ningún reparo en contar lo ocurrido: «Me tocaba el parto el día 16, pero empecé con contracciones unos días antes. Vivo a 30 kilómetros de Talavera y cuando he visto que las contracciones eran muy fuertes he dicho a mi marido que fuéramos al hospital. En el camino se ha roto la bolsa, mi marido ha llamado al 112 y la niña ha salido en el coche, que para entonces estaba ya parado en el arcén. Ha sido todo muy rápido». Tan rápido como su paso por este mundo. Aquellas lágrimas de alegría; estas lágrimas de muerte. Amelia descansa para siempre en un nicho del cementerio de Talavera. Su vida sólo ha durado 16 días. «Una vida tan corta duele...».

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