Urgente Llega la borrasca Martinho: Aemet prevé más lluvias y fuertes rachas de viento en la Comunitat en los próximos días
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El meteorólogo que se jugó el bigote y lo perdió

A Maldonado le cayó una bronca por «ahuyentar a los turistas». En primavera es más difícil acertar. Políticos y hosteleros cargan contra sus previsiones

BORJA OLAIZOLA

Miércoles, 27 de abril 2016, 21:48

Hacer pronósticos del tiempo puede llegar a ser un oficio de riesgo. José Antonio Maldonado, que durante 23 años presentó la información meteorológica en TVE, vivió uno de sus peores momentos después de que hubiese anunciado chubascos en el litoral mediterráneo en vísperas de una Semana Santa. «Había reservado un hotel en la costa para las vacaciones y cuando llegó a la recepción había esperándole un montón de gente, entre ellos muchos periodistas locales, para preguntarle de no muy buenas maneras a santo de qué había tenido que decir que iba a hacer mal tiempo».

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Margarita Martín, delegada de Aemet en el País Vasco, la Agencia Estatal de Meteorología, saca a relucir la anécdota al hilo de la tormenta desatada por las severas críticas del presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, a los «señores del tiempo» de la televisión por «ahuyentar» con sus pronósticos a los posibles visitantes de su comunidad en la última Semana Santa. Revilla descalificó a quienes vaticinaron un «diluvio» durante los días festivos y desviaron de esa forma «a 55.000 o 60.000 turistas» hacia otros lugares con mejores perspectivas climatológicas.

No es la primera vez que los profesionales de la información meteorológica se colocan en el ojo del huracán. El último fin de semana del pasado febrero los hosteleros y buena parte de las estaciones de esquí del Pirineo arremetieron con severidad contra los hombres del tiempo de la televisión catalana por recomendar a la población que se quedase en casa en previsión de fuertes nevadas. El «alarmismo», denunció la Asociación de Hostelería de Lleida, provocó la cancelación del 70% de las reservas y pérdidas «millonarias» para el sector.

Ramón Solsona, secretario de los hosteleros leridanos, explica que la magnitud del descontento ha llevado a la Generalitat a asumir parte de sus postulados cambiando el protocolo de las alarmas meteorológicas: «El paternalismo no soluciona nada, lo que hay que hacer es educar a la población para que lleve cadenas o neumáticos de invierno en el coche porque lo normal es que en invierno haya nevadas en el Pirineo». Solsona es consciente de que la postura de los empresarios del sector turístico no es siempre bien vista. «Nos dicen que ponemos la caja registradora por encima de las vidas, pero eso es mentira. ¿Alguien se imagina que en Dinamarca los hombres del tiempo pidiesen a la gente que se quedase en casa porque va a nevar?».

Nadie pone en duda que las predicciones meteorológicas son cada vez más precisas y que los hombres del tiempo dan casi siempre en la diana cuando se trata de pronósticos a corto plazo. «Los problemas -reflexiona Margarita Martín- suelen surgir sobre todo en Semana Santa porque es entonces cuando las predicciones son más difíciles. Se demandan pronósticos a siete días vista para que la gente planifique las vacaciones cuando estamos en pleno equinoccio de primavera, que es la época más inestable de todo el año en lo meteorológico». Lo que conviene en esos casos, añade la meteoróloga, es ir con pies de plomo teniendo siempre en cuenta que «el derecho a la información debe prevalecer sobre los intereses económicos».

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Una promesa en directo

La televisión sigue siendo la principal referencia de los españoles a la hora de informarse del tiempo. Un estudio de Aemet indica que está muy por encima de periódicos, radios y páginas especializadas de internet. Eso explica que la meteorología colonice cada vez más huecos en las escaletas de los informativos. A los hombres del tiempo se les escucha con veneración, sobre todo en vísperas de las vacaciones o los puentes. «Cuando solo había una cadena -recuerda la delegada de Aemet- las predicciones no eran tan precisas porque no había tantos medios y la credibilidad de los presentadores se resentía.

En una de aquellas sequías de los sesenta, el hombre del tiempo de entonces, Eugenio Martín Rubio, anunció lluvias y, como tuvo la sensación de que nadie se lo creía, prometió que se cortaba el bigote si no se cumplía el pronóstico. Al día siguiente apareció en pantalla sin el bigote.

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El linchamiento de la figura del presentador del tiempo, como se ve, no es un fenómeno reciente. Margarita Martín recuerda otro episodio: «En los bares de Asturias los clientes pedían a gritos que se apagase la tele cuando llegaba la información meteorológica. En aquella época Aemet no había llegado a Asturias y el pronóstico se hacía desde el centro de Santander. Se extendió el bulo de que los partes se hacían para perjudicar a los asturianos y atraer a los turistas a Cantabria, así que cada vez que aparecía una nube en el mapa ponían el grito en el cielo».

Pone la puntilla José Miguel Viñas, presidente de la Asociación de Comunicadores de Meteorología: «Si en un sitio turístico cabe la posibilidad de que descargue una tormenta que traiga inundaciones y caída de árboles, esa posibilidad debe comunicarse aunque la probabilidad sea solo de un 20%. De cinco veces habrá cuatro que no ocurra nada, pero una de las veces sí ocurrirá y sería lamentable que pillara de sorpresa a la gente poniendo en riesgo su vida».

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