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El misterioso sexto hombre

El misterioso sexto hombre

¿John Bradley o Harold Schultz? Dos historiadores aficionados han logrado que el cuerpo de Marines investigue la identidad de uno de los seis soldados de la célebre fotografía de Iwo Jiwa

FERNANDO MIÑANA

Domingo, 8 de mayo 2016, 22:22

Aquel 23 de febrero de 1945 un batallón del Ejército de Estados Unidos ya había plantado una pequeña bandera en lo alto del monte Suribachi, en la isla de Iwo Jiwa, un momento inmortalizado por Louis R. Lowery, un fotógrafo de la revista 'Leatherneck'. Mientras descendían por la ladera, se cruzó con otro grupo de soldados que subía una enseña mayor: medía 2,44 x 1,42 metros. Lowery tuvo tiempo de hablar un momento con tres colegas que ascendían con ellos: Joe Rosenthal, de la agencia Associated Press (AP), y Bob Campbell y Bill Genaust, reporteros gráficos de la Marina.

Al alcanzar la cumbre, Joe Rosenthal estaba colocando unas rocas para poder elevarse cuando, de reojo, vio que los marines comenzaban a enderezar aquella bandera con 48 estrellas (ni Alaska ni Hawai eran considerados estados en aquella época). Rápidamente cogió su cámara y, sin tiempo de encuadrar con el visor, disparó. El reportero de AP se marchó de la zona sin ser consciente de que acaba de tomar una de las imágenes más famosas de la historia. «Cuando tomas una fotografía de esa forma no te vas pensando que hiciste una gran foto. No lo sabes», escribiría años después.

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  • PATRIOTAS

  • La fotografía de Joe Rosenthal (1911-2006) tuvo una repercusión enorme. No solo fue comprada por cientos de periódicos, sino que el Gobierno de Estados Unidos la utilizó en una campaña de venta de bonos para financiar la guerra en un momento en el que el pueblo estaba harto de tantas bajas.

  • El presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, ordenó identificar a aquellos patriotas. Su sucesor, Harry Truman, recibió en la Casa Blanca a los tres supervivientes. El nuevo mandatario también se entrevistó con el fotógrafo, a quien siempre persiguió la leyenda de que la imagen estuvo preparada.

Los soldados se dispersaron sin que tuviera tiempo de anotar sus nombres y Rosenthal siguió a lo suyo. Envió los negativos a revelar y un editor de la agencia, después de revisar todo el rollo, exclamó: «¡Aquí hay una para todos los tiempos!». La instantánea apareció en cientos de periódicos y el Gobierno decidió utilizarla en la campaña de venta de bonos para financiar la guerra. Ante el interés generado por la imagen, que se convirtió muy pronto en un símbolo de orgullo nacional, el presidente Franklin Roosevelt ordenó identificar a sus protagonistas: el grupo lo integraban cinco marines -Harlon Block, Rene Gagnon, Ira Hayes, Franklyn Sousley y Michael Strank- y el médico de la Marina John Bradley.

Comparando imágenes

Hace unos años, un irlandés llamado Stephen Foley, convaleciente y aburrido después de una operación, decidió matar el tiempo con una de sus aficiones, la historia de la II Guerra Mundial. Aquel 23 de febrero de hace 71 años se tomaron varias fotografías y, comparando unas con otras, algo empezó a escamarle.

Foley contactó con el experto Erik Krelle, de Omaha (Nebraska), autor de una reputada página web con información sobre la quinta división de los marines. Juntos comenzaron a detectar algunas incoherencias entre la foto de Rosenthal, premiado ese año con el Pulitzer, y las otras imágenes. Aquel médico de apellido Bradley no llevaba ni ese tipo de pantalones ni esa clase de armamento.

Después de documentarse durante semanas, publicaron un amplio artículo en el periódico 'Omaha World Herald', donde afirmaban que la identidad del misterioso sexto hombre, el que aparece de espaldas en el centro de la escena, no correspondía al doctor John Bradley, sino al soldado raso Harold Henry Schultz, fallecido en 1995. Dos años después de aquel reportaje, el cuerpo de Marines ha decidido abrir una investigación para certificar si se equivocó en su día al identificar a uno de aquellos jóvenes combatientes.

Bradley falleció hace un par de décadas y su hijo James escribió 'Banderas de nuestros padres', un 'best seller' que Clint Eastwood llevó al cine. Tiempo después, el escritor admitió al 'The New York Times' que su padre participó en el izado de otra enseña y no en la de la foto famosa. Hubo quien le reprochó su silencio y él respondió con un argumento poco creíble: que había estado mucho tiempo en el extranjero, reponiéndose de una enfermedad contraída en Nueva Guinea que casi le quita la vida.

El reportero Joe Rosenthal había tomado alguna fotografía más en lo alto del monte Suribachi, en aquella isla volcánica situada 1.200 kilómetros al sur de Tokio, incluida una de aquellos soldados posando. Días después alguien le preguntó si habían posado, y el periodista, que logró un aumento de sueldo con aquel golpe de suerte, respondió que sí pensando en aquel segundo retrato.

Aquello creó cierta confusión y durante años tuvo que ir desmintiendo a todos los que aseguraban que aquel icono de la II Guerra Mundial era, en realidad, un montaje. Hoy en día hay quien considera aquella instantánea la mejor fotografía de guerra de la historia y una de las mejores del siglo pasado.

Tres de los soldados murieron en la posterior batalla de Iwo Jiwa, que empezó el 19 de febrero de 1945 y se prolongó durante 36 días. Cayeron casi 7.000 estadounidenses y dejó 19.000 heridos. Los japoneses perdieron a más de 20.000 hombres. El Ejército yanqui se llevó la victoria y logró dominar un enclave estratégico: el lugar desde donde disparaban los cazabombarderos nipones se convirtió en una aeropuerto para sus aviones. Aunque el gran triunfo fue aquella imagen que reforzó el orgullo patriótico de los norteamericanos.

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