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DANIEL ROLDÁN
Lunes, 8 de agosto 2016, 21:07
La operación es de una envergadura nunca vista hasta ahora. El objetivo es despoblar de elefantes una zona de más de 1.200 kilómetros cuadrados en Malaui -un pequeño país del este de África 'atrapado' entre Tanzania, Zambia y Mozambique- y trasladar a estos animales -vivos- a unos 500 kilómetros de distancia. Con el viaje, los paquidermos ganan en condiciones.
Tendrán más espacio para vivir y, sobre todo, estarán más controlados por parte de los guardas para evitar que los cazadores furtivos les acechen. Porque son estos buscadores de marfil los verdaderos culpables de esta macropeación organizada por el Departamento de Parques Nacionales y Vida Silvestre de Malaui y la organización medioambiental African Parks, con la colaboración de otras ONG.
Los furtivos han diezmado la población de elefantes por todo el continente africano. Hace cien años, se calcula que había más de diez millones de estos animales campando a sus anchas por la sabana. Ahora, quedan menos de medio millón. Para evitar que el número siga bajando, la ONG y el Gobierno estudiaron en profundidad qué podían hacer para impedirlo.
De paso, se van a evitar roces con la población local. Unos problemas entre el animal terrestre más grande del mundo y los vecinos que han acabado con la vida de unas 40 personas en el último lustro. Los expertos del Ejecutivo y African Parks estudiaron todas las aristas de la situación y llegaron a la conclusión que lo que había que hacer era una mudanza a gran escala: desde el parque nacional de Liwonde y la reserva de Majete, situados al sur del país, hacia la reserva de vida salvaje de Nkhotakota, en el centro del espigado Estado.
Este último parque está gestionado por African Parks que pretende convertirlo en un santuario de 1.800 kilómetros cuadrados. Una extensión de 180.000 campos de fútbol. Allí, los elefantes estarán más tranquilos y su número puede aumentar en los próximos años. Además, los nuevos inquilinos no estarán solos. Unos 1.500 elefantes ya viven allí. Después de saber qué hacer para salvar a los animales, el siguiente paso era pergeñar el modo. Y la idea fue cazar elefantes con sedantes. Batidas de buenos cazadores se han desplegado por el parque de Liwonde bsucando paquidermos.
Después de dormirlos y que los veterinarios asegurasen de que todo estaba perfecto, los operarios atan a por las patas a los 'pequeños' -ellas pueden llegar a pesar tres toneladas y ellos alcanzar las seis toneladas- y los depositan en los remolques para trasladarlos hacia el norte.
Ya han sido llevados decenas de elefantes. Antes de terminar el año, el objetivo de las autoridades y de African Parks es mudar a 250 elefantes de Liwonde. La otra mitad procedente de Majete se llevará el próximo año para completar una de las mayores mudanzas animales de la historia de la conservación africana.
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