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DANIEL ROLDÁN
Miércoles, 10 de agosto 2016, 19:51
La familia es un ejemplo a pequeña escala de lo que sucede en el mundo. Hay relaciones íntimas, de cortesía, de aparente cariño o simplemente de una educada omisión. Pero también son el microcosmos donde suceden las cosas más extrañas. Como que una miembro de la familia pueda ser madre y tía a la vez poniéndole los 'cuernos' a uno de sus seres más queridos. Escrito así puede parecer que el hogar de los Leighton-Dore es lo más parecido a una zona de combate, con los padres disparando a los hijos y viceversa que a una tranquila casa australiana. Pero ocurre todo lo contrario. Todos los miembros de esta familia de Sídney están encantados.
Quien soltó la bomba en internet fue Samuel. «Mi hermana y yo vamos a tener un bebé», soltó, a las bravas, en su bitácora personal. Luego entró en más detalles. Él y su novio, el fotógrafo y diseñador Bradley Tennant, quieren tener un hijo. Pero un pequeño al que estén vinculados no sólo por el amor que sientan por el bebé, sino también por la carga genética. Así que, medio en broma medio en serio, le contaron a Bronte, hermana pequeña de Samuel. Y para sorpresa de la pareja, la recepción fue positiva.
Pero la 'madre' puso alguna que otra condición, como que ella no quería gestar a la criatura. Ella prestaba el óvulo y será la pareja de artistas -Samuel es escritor y ha rodado también un cortometraje y varios videoclips- quien se ocupe de toda la logística. Es decir, buscar una madre de alquiler, fecundar el óvulo con el semen de Bradley y esperar a que todo el embarazo transcurra sin contratiempos. «Es la única forma en que tanto mi pareja como yo podamos tener una conexión biológica con nuestros hijos », explicó Samuel al periódico británico 'Mirror'.
Además de la «tía especial» o «hada madrina», esta aventura también debió pasar por el escrutinio de los padres de Samuel y Bradley. Y el plan no les pareció ninguna locura, al contrario. «Mis padres tienen la mente abierta, así que la discusión ha sido menos complicada de lo que podía esperar. Somos afortunados», explica Samuel, que ha estado acompañados por sus padres en más de una manifestación a favor de los derechos del colectivo homosexual. En Australia, el matrimonio de parejas del mismo sexo no es todavía legal. El futuro padre sólo espera que el resto de su familia -en el más amplio sentido de la palabra- sean tan compresivos como sus seres más cercanos con esta decisión.
Un planteamiento de vida que por el momento tendrá que esperar. La fecundación in vitro no es barata y Bradley y Samuel no tienen todavía el dinero suficiente para empezar el largo proceso. «Creo que tenemos una suerte increíble de vivir en un tiempo que facilita muchos caminos para construir una gran familia. Si todas las partes involucradas están comprometidas, se puede ir a por ello», escribió Samuel en su blog.
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