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J. LUIS ÁLVAREZ
Domingo, 23 de octubre 2016, 21:00
El aumento de las temperaturas, consecuencia del cambio climático, ha dejado al descubierto una antigua base nuclear de Estados Unidos en Groenlandia. Las instalaciones, denominadas Camp Century y consideradas ultrasecretas, según la BBC, fueron en su día abandonadas por los militares dado que era prácticamente imposible trabajar.
Lo que en la década de los años sesenta iba a ser una base para los silos nucleares, destinada a lanzar misiles contra suelo de la entonces Unión Soviética, quedó a la suerte de la meteorología. Las nieves perpetuas fueron cubriéndola hasta dejarla oculta. Ahora, parcialmente a la vista de todos, los científicos advierten del peligro medioambiental que representan las instalaciones abandonadas.
Según un documento enviado a la BBC Mundo por investigadores de la Universidad de York, Canadá, los materiales abandonados en la base por EE UU, entre los que podría haber residuos radiactivos, «son una seria amenaza para el medio ambiente y no pueden seguir siendo considerados 'conservados para la eternidad'». Estos científicos explican que el deshielo durante los veranos en el Círculo Polar Ártico entre 2003 y 2010 ha duplicado al registrado en todo el siglo XX. Por ello, calculan que «a medio plazo» toda las instalaciones quedarían desenterradas, con lo que la contaminación está servida.
Esta investigación ha sido difundida después de que el Pentágono desclasificara toda la información sobre Camp Century y su 'proyecto Iceworm' (Gusano de hielo). Todo comenzó en 1959, cuando Washington pidió permiso a Dinamarca, país del que dependía Groenlandia, para instalar una base de misiles. Esta estaría ubicada cerca de Thule, al noroeste de la isla, donde en su día también tenían un punto de abastecimiento los superbombarderos B-52 estadounidenses. De esta manera, las ojivas nucleares intercontinentales norteamericanas tenían a tan sólo 4.000 kilómetros los objetivos en territorio soviético.
Las obras de construcción dieron comienzo a principios de los años sesenta. Estaba previsto crear una red de túneles de cuatro kilómetros de longitud. En ellos se ubicarían lanzaderas para misiles nucleares, junto a un gran polvorín para 600 ojivas. La base contaría en superficie con instalaciones para albergar a 200 soldados, laboratorios, un hospital e incluso cine y comercios. Para dar energía eléctrica al complejo se montó un pequeño reactor nuclear -cuyos residuos son ahora la amenaza medioambiental-.
Sin embargo, los ingenieros se dieron cuenta de que estaban construyendo sobre hielo y que éste se movía más rápido de lo que pensaban. De manera que se paró la construcción, se desmontó el reactor y se abandonó definitivamente el 'proyecto Iceworm', que durmió en el olvido del final de la Guerra Fría. Ahora, el calentamiento global ha sacado a la luz su secreto y, como advierten los científicos, Camp Century representa una grave amenaza para la naturaleza.
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