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INÉS GALLASTEGUI
Domingo, 23 de octubre 2016, 20:56
Quien dijo que si las mujeres mandaran en el mundo no habría guerras no conocía a estas cuatro. En lugares donde la igualdad entre los sexos es un sueño lejano, ellas se equiparan a los hombres en valentía, capacidad de liderazgo y, sí, también en crueldad. Son madres que dejaron aparcadas las responsabilidades familiares y domésticas que les atribuía una sociedad conservadora para comandar a sus huestes. Justicieras, sádicas o visionarias, pero siempre fieras. Wahida y Xate, iraquíes que ahora mismo combaten contra el Estado Islámico en el cerco de Mosul, la exguerrillera colombiana Elda y la policía afgana Feroza no son las primeras soldados de la historia. Antes que ellas se vistieron para matar las amazonas de la mitología griega, Juana de Arco y Agustina de Aragón, las milicianas de la República española, las francotiradoras del Ejército Rojo y las escoltas de Muamar el Gadafi.
Charlotte Lindsey, miembro de la dirección del Comité Internacional de la Cruz Roja, rechaza la etiqueta de «mujeres y niños» como sinónimo de víctimas vulnerables de los enfrentamientos bélicos. «Sus necesidades, experiencias y papeles en la guerra difieren», señala la experta. Por desgracia, muchas féminas son usadas como arma de guerra a través de las violaciones, los embarazos forzosos y la esclavitud sexual. Por suerte, algunas se defienden.
«No hay nada biológico que haga a las mujeres más violentas o más pacíficas que los hombres -advierte la historiadora Margarita Sánchez, investigadora del Instituto de Estudios de Género de la Universidad de Granada-. Lo que ocurre es que las guerras han sido siempre consideradas el motor de la historia, la forma más habitual de conseguir el poder, y las mujeres no estaban implicadas en esa lucha». Hasta ahora.
Permanecer alejadas del gobierno y de las armas, agrega Sánchez, ha dado a las mujeres más habilidades para conseguir cosas por otras vías: «La negociación, la mediación, la súplica y la seducción». No en vano, la mayoría de los conflictos a lo largo de la historia se han resuelto sin choques bélicos. «Si no, estaríamos todos muertos», aduce la profesora.
En un mundo en el que las mujeres avanzan en todos los ámbitos en el difícil camino hacia la igualdad, Um Hamadi, Khatoon, Karina y Hajani han dado un paso al frente.
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