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IÑIGO GURRUCHAGA
Lunes, 13 de marzo 2017, 11:26
Miriam González Durántez, la vallisoletana que se ha labrado una brillante carrera profesional en Reino Unido como abogada especializada en comercio internacional y que está casada con el exviceprimer ministro liberal demócrata Nick Clegg, recibió hace unos días un correo electrónico que la sorprendió. La invitaban a participar en un coloquio el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo.
No le sorprendió el motivo, porque ha sido muy activa en la promoción de 'Inspirando el futuro-Inspirando a mujeres', una campaña que organiza encuentros entre mujeres que han desarrollado carreras profesionales y estudiantes de escuelas públicas. Lo que le sorprendió fue que una invitación así fuese dirigida a 'Mrs. Clegg' (señora Clegg). González publicó ese fragmento en su cuenta de Instagram y lo calificó de «irónico».
Coincidió el incidente con otro parlamentario en la misma línea. La primera ministra, Theresa May, se refirió a la portavoz laborista de Asuntos Exteriores, Emily Thornberry, como 'lady Nugee'. Está casada con un juez, Lord Nugee. Thornberry protestó: «¿Es correcto que la primera ministra se dirija a una miembro de la Cámara de los Comunes no con su apellido, sino con el de su marido? Para que quede constancia, yo nunca he sido una 'lady' y convertirme en una costaría más que el hecho de estar casada con un Caballero del Reino». May, de soltera Brasier, pidió disculpas y recordó que se la conoce desde hace 36 años con el apellido de su esposo.
La publicación por González de su anotación irónica ha provocado artículos de prensa. La han apoyado en 'The Guardian' y en el 'Sunday Herald' escocés. Pero, en el 'Daily Mail', la conservadora Laura Perrins, nacida en Dublín, abogada y católica como la española, la calificó de «feminista agresiva» por insistir en que se la conozca por los apellidos paternos, González Durántez.
La adopción del apellido del marido fue introducida en las Islas Británicas en la Edad Media por los invasores normandos. La ley de 'couverture' (cobertura) sellaba la unidad legal de la pareja, y negaba a las mujeres el derecho a tener propiedades y a ser una entidad jurídica independiente. De aquello queda hoy la adopción del apellido en Reino Unido, Estados Unidos y otros países.
Los comentarios publicados tras los artículos periodísticos ilustran las actitudes británicas. Hay insultos mendaces contra González y su marido por sectarismos partidistas, invitaciones a que se vayan a otro país ahora que ha ganado el 'brexit' -al que ambos se oponen apasionadamente- y reproches por la descortesía de publicar su queja. Pero incluso en el 'Daily Mail' el apoyo a González es numeroso. Otros subrayan la diferencia entre las costumbres españolas y británicas. Una lectora del 'Herald' escocés puntualizaba: «Las mujeres no tienen sus propios apellidos. Cuando te casas, puedes cambiar el apellido de tu padre por el de tu marido. ¿Quieres mantenerlo? Hazlo si lo deseas, pero no es una gran rebelión».
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