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La zona donde se situaba la Ventana Azul, tras el derrumbe. Arriba, el monumento natural. :: r. c.
La Ventana Azul se cierra

La Ventana Azul se cierra

El mítico monumento natural de Malta se suma a la larga lista de riquezas que los temporales han destruido

J. LUIS ALVAREZ

Jueves, 9 de marzo 2017, 19:31

La Ventana Azul, el monumental arco natural que se levantaba en la isla de Gozo, en Malta, se ha hundido víctima del fuerte temporal que ha azotado la zona en los últimos días. La naturaleza ha marcado el devenir de este atractivo turístico del país mediterráneo, un lugar donde cada temporada se fotografíaban decenas de miles de visitantes llegados de todos los rincones del globo.

El primer ministro maltés, Joseph Muscat, se hizo eco de lo ocurrido en Twitter para explicar que los expertos ya habían anunciado que la Ventana Azul aguantaría pocos temporales más. La erosión de las olas que horadaron la roca para formar el imponente arco ha continuado su curso. Y, según Muscat, «ese triste día llegó». El resultado es que tanto el puente superior como la parte del pilar que se alzaba en medio del agua se han venido abajo.

Los afortunados que conocieron el lugar lo tendrán bien fotografiado. Al resto de los mortales solo les quedan las instantáneas en internet o la serie 'Juego de Tronos'. La Ventana fue escenario para la boda entre la princesa dragón, Daenerys Targaryen, y el primitivo Khal Drogo.

La caída del arco maltés se suma a la desaparición de otros monumentos naturales fruto del curso de la propia naturaleza, que al igual que los crea, los destruye. En España uno de los últimos monumentos naturales en desaparecer fue La Aguja de las Gaviotas, un impresionante picacho de roca de 30 metros de alto, entre las playas de La Arnía y Portio, en Piélagos (Cantabria). El temporal marino de la pasada semana, con olas de casi diez metros, partió por la mitad un monumento muy apreciado entre los escaladores.

Lo ocurrido en Cantabria es igual que lo que sucedió el 28 de noviembre de 2005 en la isla de Gran Canaria. Los fuertes vientos y el oleaje de la tormenta tropical 'Delta' tiraron la parte superior del llamado Dedo de Dios. Se trataba de un pináculo que emergía del mar, reclamo turistico de la localidad de Agaete.

En otras ocasiones, la fuerza de la naturaleza pone a la vista maravillas. En la costa oriental asturiana, los temporales que azotan los acantilados echan abajo las impresionantes lajas de barro fosil, emergido del fondo marino. Al caer ponen al descubierto las huellas de las pisadas que hace 150 millones dejaron los dinosaurios que poblaron la zona.

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