ANTONIO CORBILLÓN
Viernes, 24 de marzo 2017, 20:17
Mezcla explosiva de frío y calor
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Nieve y lava incandescente. El poder extremo de la naturaleza se alió en las laderas del Etna para advertir a los humanos de que su complacencia por dominar la Tierra no es más que una ilusión. Estampa bucólica visible desde casi toda Sicilia (de tamaño cercano al de Galicia), el volcán más activo de Europa suele ser una mansa ladera que deja a los turistas disfrutar del vértigo telúrico del lento reptar de sus rocas negras y sulfurosas.
Pero la nieve invernal y la agitación primaveral de su interior están provocando estos días los episodios más intensos en 30 años. «Dio mucho miedo». Diez personas, entre ellas un volcanólogo, un equipo de reporteros de la BBC y varios turistas sufrieron una lluvia de rocas a 500 metros de la cumbre (3.322 metros). Son las explosiones freato-magmáticas cuando se encuentran una colada de lava y una bolsa de nieve. Es la tercera vez en menos de tres semanas. Dice la mitología que en su interior se situaban las fraguas de Hefesto, que parece haber despertado de su limbo.
Una nueva fase en la vida del Etna
Una sacudida por semana desde finales de febrero ha disparado todas las alarmas de los vulcanólogos. Pese a los heridos de estos días y la violencia de sus estallidos, los geólogos insisten en que se trata de una nueva fase de la vida interior del gran cucurucho siciliano, pero sin llegar a salirse del patrón habitual de su actividad. Los precedentes de mayo de 2015 y diciembre de 2016 fueron aún más violentos.
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